domingo, 26 de octubre de 2008

MARCHA CONTRA EL HAMBRE Y LA POBREZA

Por Rodrigo López Oviedo

Probablemente por estar interesado en rodearse de ese halo de niño terrible con el que nadie se mete, o tal vez deseoso de desviar el interés que han despertado las investigaciones de la narcoparapolítica o de silenciar los escándalos de algunos de sus valencia cossios o de ciertas visitas atendidas en Palacio, al Presidente Uribe lo hemos visto acentuar su condición de camorrero impenitente. Parece que confundiera la Casa de Nariño con un cuadrilátero desde el cual se pueden lanzar guantazos a diestra y siniestra, eso sí, sin permitirles opción de defensa a sus víctimas.

Los golpes preferidos por el Mandatario han sido los rectos de derecha; y aunque hasta el presente nadie se ha visto seriamente lesionado con ellos, salvo algunos cuantos generales amigos que dejaron colar alguna información impublicable, sus efectos sí se han hecho sentir en el rostro de la Justicia, en el hígado de la oposición y en el periodismo independiente, que han resultado ser los contendientes que prefiere vapulear.

Para fortuna del Presidente, no solo ha resultado victorioso en todos esos lances, sino que existe la posibilidad de obtener unas cuantas victorias más, pues el grupo de los que las corean y estimulan, el roscouribismo, se va haciendo más robusto en la medida en que aparecen nuevos sondeos de opinión que confirman su popularidad en ascenso, así sea solo entre los colombianos que, por poseer finca de recreo y carro para visitarla, tienen la posibilidad de recibir los beneficios de la seguridad democrática y garantías para la inversión.

Quienes no pertenecen a tan selecto grupo deben resignarse con las limosnas asistencialistas de Familias en Acción o con los servicios sisbenizados de salud, donde se les ofrece acceso a la cuarta parte o a la mitad de un POS que ni siquiera en su totalidad es suficiente para atender dignamente las necesidades de un paciente.

Claro que la resignación no es tanta, como lo prueban, por ejemplo, las luchas protagonizadas por la población indígena, las acciones de los viviendistas, los paros de los camioneros y las movilizaciones estudiantiles.

A propósito de luchas, en este momento recorre el país una vigorosa Marcha contra el Hambre y la Pobreza, que salió de Popayán el pasado 28 de agosto, rumbo a Bogotá, con el propósito de recoger, a su paso por las distintas localidades, las inquietudes de la población y consignarlas en un Pliego Nacional Unificado que le será entregado al Gobierno Nacional, luego de su consolidación en el Encuentro Nacional de Organizaciones Sociales que se realizará en Bogotá entre el 13 y el 14 de septiembre.

A su llegada a Ibagué, prevista para las diez de la mañana del ocho de septiembre, la Marcha será recibida en Boquerón y se la acompañará hasta la concentración popular que se efectuará en el Parque Murillo Toro, donde confluirá otro desfile que partirá a la misma hora de la Universidad del Tolima. A las tres de la tarde, en la misma Universidad del Tolima, las organizaciones sociales entregarán los aportes con que participarán los tolimenses en el Pliego Nacional.

Ojalá que muchos ibaguereños contribuyan a engrosar la Marcha. Solo con la movilización puede garantizarse que las iras del niño terrible no se descarguen contra ella y que el Pliego Unificado reciba la atención que merece.

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