domingo, 26 de agosto de 2012

DIÁLOGOS EN CIERNES

Por Rodrigo López Oviedo

Si fuera cierto que el Gobierno nacional y las guerrillas de las FARC se encuentran en tanteos serios y sinceros para comenzar la búsqueda de una solución política al ya casi cincuentenario conflicto social y armado que ha azotado al país, la sociedad en pleno debería mostrar su regocijo y apoyar tan noble propósito.

Han sido muchos los sufrimientos que el pueblo colombiano ha padecido por culpa de esa atroz combinación de diversas formas de violencia que desde siempre han ejercido en su contra las castas oligárquicas más reaccionarias, las mismas que hoy se empeñan en cubrir de estigmas una iniciativa de cuyo curso tienen sospechas y que, de ser cierta, a todos los demás debería alborozarnos.

Lo más curioso es que quien más estigmatiza hoy los presuntos diálogos es el mismo personaje que, estando en las postrimerías del primero de sus dos mandatos, anunció con bombo y platillos haber llevado a la guerrilla al principio de su fin, todo para justificar el cambio de un articulito de la Constitución que le garantizaría un nuevo período presidencial, durante el cual remataría su obra. Seis años después, esa guerrilla no solo no muestra ningún signo de decaimiento, sino que sigue hablando y dando de qué hablar, al tiempo que nuestro pueblo se sigue desangrando y sufriendo de desplazamientos, desapariciones y extremas privaciones.
El balance no da entonces para loas. Se requiere hacer de la sensatez la perpetua compañera de un proceso en el cual debe partirse del reconocimiento de la probada ineficacia militar y que no se oriente exclusivamente al silencio de los fusiles. Las guerrillas no estarían dispuestas a aceptar tal cosa después de tantos años de haber estado en lucha tras un programa que hoy conserva plena vigencia, así su conquista les haya resultado esquiva. Aceptarían, sí, una solución que les garantice algunas reivindicaciones contenidas en él (reforma agraria, por ejemplo), al igual que posibilidades para continuar su accionar político a través de mecanismos que vayan más allá de los actuales remedos de democracia.

Por eso se hace necesario desarrollar un gran movimiento que parta de la experiencia de organizaciones como Colombianas y Colombianos por la Paz, que ya tienen andado algún camino en ese propósito. Una de las tareas principales de tal movimiento debe ser la de contrarrestar las engañifas y escepticismos que urdan contra la paz quienes se lucran con el multimillonario negocio de la guerra y que con triquiñuelas y trapisondas pretenderán reeditar fracasos como los que produjeron en procesos que bien conocemos, como el de El Caguán, e impedir que la llamada sociedad civil se movilice para hacer realidad esta nueva esperanza.

martes, 21 de agosto de 2012

ANTE LA CRISIS DEL POLO

Por Rodrigo López Oviedo

Con la decisión de excluir a los comunistas del Polo Democrático Alternativo, 16 miembros  Comité Ejecutivo Nacional han hecho evidente su intención de atravesársele al propósito del Partido de abanderar la unidad de la izquierda y de orientar a los necesitados hacia el establecimiento de un nuevo poder.

Tal decisión ha merecido el rechazo de buena parte de las bases partidarias, las cuales ven en ella un contrasentido, pues pone al partido en contravía de las señales del momento presente, caracterizadas por el fortalecimiento de diversos núcleos de izquierda, hoy en camino de unidad.

Como argumento central se esgrimió el de la doble militancia, dado el apoyo del Partido Comunista a la Marcha Patriótica. Tal justificación no ha convencido mucho, pues aunque hay gran cantidad de militantes que no hacen parte de ninguna organización aparte del Polo mismo, otros muchos militan además en los partidos que conforman el Polo, a los que nunca se les ha exigido disolverse, pues lo lógico es que conserven su integridad orgánica si el Ideario de Unidad no agota todas las expectativas políticas contenidas en sus particulares programas.

Tal es el caso del Moir, una de las organizaciones que abanderó la exclusión del Partido Comunista. El Polo no le ha avalado al Moir su táctica de alianzas con la burguesía nacional ni su rechazo a la reforma agraria, pero el Moir no ve en ello ningún obstáculo para permanecer en el Polo, ni el Polo ha visto en tales tácticas impedimento para mantenerlo en sus filas mientras defienda el Ideario de Unidad y los estatutos. 

Y si se menciona al Moir es solo para dar cuenta de uno de los casos más emblemáticos de lo que, en concepto de esta organización, podría denominarse doble militancia, ya que los ejemplos son tantos cuantas tendencias políticas hay en el Polo. La propia presidenta, doctora Clara López, milita en la organización política de su esposo. De allí que si la decisión de excluir se aplicara con el rigor que se le aplicó al Partido Comunista, tendríamos a un Polo posiblemente más puro, pero ideológicamente enclenque, cuantitativamente diezmado y sin ninguna posibilidad de ponerse a la cabeza de las transformaciones que requiere el país.

El Comité Ejecutivo Nacional del Polo está en la obligación de rectificar decisiones como esta, y varias más, que han llevado al Partido a los niveles más bajos de aceptación social, pese a ser la única organización de oposición institucional al régimen. No hacerlo podría conducir a que fueran las propias bases las que adelantaran la rectificación, removiendo de sus cargos a quienes de manera tan torcida los vienen ejerciendo.

sábado, 11 de agosto de 2012

LA CRISIS DEL POLO

Por Rodrigo López Oviedo

Con el alborozo propio de quien da una noticia deseada por siempre, uno de los medios que se precian de mayor independencia, el Noticiero CM&, dio a conocer a través de su sección Uno, dos, tres que el Polo había “expulsado” de sus filas a uno de sus bastiones más importantes, el Partido Comunista Colombiano, por respaldar a la Marcha Patriótica y estar en la actividad política legal y en la vía armada.

Sacudido por el impacto de la novedad, me dirigí a la página del Polo a conocer de primera mano tan trascendental decisión y me encontré con que no existía resolución en tal sentido. Hallé, sí, una declaración  política a través de la cual el “Comité Ejecutivo Nacional considera que la práctica de doble militancia asumida por el Partido Comunista Colombiano, excluye  a sus miembros del Polo Democrático Alternativo”.

Sin desconocer la trascendencia de esta declaración, como tampoco los desarrollos que pueda tener ni los efectos que le traiga al Partido, lo cierto es que de su contenido no se puede colegir la existencia de ninguna sanción, pues “considerar” no es lo mismo que “resolver”, y en caso de sobrevenir alguna, esta tendría que adoptarse mediante las reglas del debido proceso, como corresponde hacerlo a una organización democrática.

Lo que sí resulta claro es el empeño de los medios en mostrar de la izquierda tan solo sus dificultades, sin intentar entregar un panorama siquiera aproximado de la realidad para que sean los lectores, escuchas o televidentes mismos los que saquen sus propias conclusiones. El Partido Comunista, por ejemplo, ante la mencionada declaración, expidió su propio comunicado dejando claro su rechazo a la sindicación de doble militancia y explicando que ella “es el pretexto que utilizan quienes quieren adueñarse del aparato partidario (es decir, del Polo) para convertirlo en una fábrica de avales e instrumento de alianzas sin principios”. Tal comunicado no tuvo ninguna difusión.

De todas formas, el Polo está afectado por graves problemas y eso no lo podemos negar. Sin embargo, esperamos que, haciendo un uso sincero de la crítica y la autocrítica, se fortalezca en la búsqueda de una pronta y adecuada solución, como fue el querer de la reciente Conferencia Ideológica Nacional celebrada en Bogotá, y como parece quererlo el propio Ejecutivo Nacional, según se deduce del texto de su mencionada declaración política, mediante la cual se comprometió a “trabajar intensa y consecuentemente en el impulso para forjar el más amplio frente de todas las fuerzas de izquierda y democráticas del país”. Fuerzas de izquierda y democráticas respecto de las cuales no puede haber ninguna exclusión que no esté sólidamente justificada.

sábado, 4 de agosto de 2012

GRAN CABILDO AGRARIO Y CAFETERO

Por Rodrigo López Oviedo

Tal vez la mayor perversidad que le ha tocado sufrir al pueblo colombiano ha sido la de tener que convivir con unas castas oligárquicas que han prescindido de todo escrúpulo en su propósito de hacerse al mayor cúmulo de riquezas. Ni siquiera les preocupa que haya que desplazar comunidades enteras, derramar sangre o tener que utilizar las fuerzas del Estado en tan avieso propósito. Lo importante es elevar las tasas de ganancia en la explotación del trabajo ajeno y de la naturaleza.

Los megaproyectos son buena prueba de ello. A donde quiera que lleguen quienes han de desarrollarlos, llámense AngloGold Ashanti, Pacific Rubiales, Gran Colombia Gold, Greystar, etc., los pobladores respectivos pueden estar seguros de que comenzarán a ser víctimas de las peores formas de presión para que dejen sus territorios. Quienes no ceden a la tentación del oro tendrán que atenerse a la persuasión del plomo o salir a engrosar las filas del desplazamiento en las cabeceras municipales. De todas formas, y cualquiera que sea el medio, el resultado no será otro que el más execrable despojo.

Tan escabroso cuadro cuenta con el agravante de que la fuerza pública, en lugar de ponerse del lado de nuestros campesinos, forma unidad de cuerpo con los poderosos, y todo dentro del propósito de garantizarles la prevalencia de las políticas de la confianza inversionista y el desarrollo de las orientaciones contenidas en la llamada locomotora minero-energética, así enmascaren su presencia con alguna que otra obra reclamada por la comunidad, como viene ocurriendo en desarrollo del llamado Plan Consolidación.

Pero los campesinos no duermen. Al igual que lo hace el resto de nuestro pueblo, ellos han venido fortaleciendo su conciencia y buscando soluciones de fondo. Por eso en Chaparral, en Cabildo Abierto, se reúnen este siete de agosto a discutir la penosa situación por la que atraviesa su economía agraria, fundamentalmente cafetera, y las implicaciones que son de esperar de obras como la hidroeléctrica del Amoyá y del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

Este Cabildo Abierto fue programado por El Comité Departamental de la Marcha Patriótica y hace parte de un conjunto de actividades que se irán cumpliendo en la medida en que las condiciones se muestren propicias. Su éxito dependerá del grado de madurez y compromiso con que las reciban las demás organizaciones sociales y políticas, ante las cuales la Marcha misma habrá también de hacer compromisos de respaldo a las iniciativas que de ellas vengan. En resumidas cuentas, la unidad no es más que una constante sumatoria de esfuerzos a través de los cuales se fortalecen las iniciativas de quienes están comprometidos en desarrollarla.