domingo, 26 de octubre de 2008

CUBA NECESITA DE COLOMBIA

Por Rodrigo López Oviedo

Si se hiciera un balance de lo que ha significado la solidaridad entre los pueblos del mundo y se elaborara el correspondiente escalafón de méritos, Cuba destacaría en lugares de preeminencia. Mucho ha sido lo que le ha aportado la Isla a los movimientos de liberación de diversos países del Tercer Mundo, pero infinitamente más lo que les ha entregado a numerosos pueblos, sin considerar las condiciones ideológicas o políticas de sus gobiernos. Incluso Estados Unidos ha recibido pruebas de esa generosidad desbordada cuando quiera que las iras de la naturaleza se han ensañado contra sus nacionales, como ocurrió con el huracán Katrina, que le causó la muerte a mil 836 norteamericanos y destrozos cuantificados en 75 mil millones de dólares.

La presencia médica desplegada por Cuba para atender a las víctimas del terremoto que dejó en ruinas a la ciudad de Armenia, las campañas que redujeron a cero el índice de analfabetismo en Boyacá y las becas que le han permitido a buena cantidad de compatriotas estudiar en la Isla dan cuenta del beneficio solidario que hemos recibido los colombianos de este hermano pueblo.

En aspectos relacionados con la salud, los cubanos han beneficiado gratuitamente a sectores marginados de más de 160 países, siendo especialmente importante destacar los aportes del programa “Operación Milagro”, realizado en alianza con el gobierno de Hugo Chávez, a través del cual incontable número de enfermos oculares han podido viajar a Cuba y recibir la intervención quirúrgica y el tratamiento postoperatorio que les han permitido regresar a sus patrias con la visión restablecida y sin haber tenido que sufragar un solo peso.

Gracias al programa cubano “Yo sí puedo”, miles de ciudadanos del mundo han logrado salir gratuitamente del analfabetismo, e incluso algunos países han obtenido con esta ayuda el reconocimiento de estar libres de tan lamentable flagelo. Así mismo, más de 45 mil humildes jóvenes de distintas partes del mundo han podido romper la desesperanza que en materia de educación universitaria les ofrecían sus respectivos países y adelantar en Cuba estudios en el campo de la salud especialmente, pero también en otras disciplinas profesionales.

Ese generoso pueblo está pasando en estos días por una dolorosa prueba. La naturaleza, que en el Caribe parece desplegar una peculiar rudeza, ha golpeado su geografía con especial saña, anegando campos y sembrando de destrucción pueblos enteros. Sólo ese sentido previsor, que únicamente es posible encontrar en un estado socialista, ha permitido que los últimos huracanes solo hayan ocasionado cuatro muertos, cuando los mismos fenómenos han dejado centenares de cadáveres en otras latitudes, incluyendo a Estados Unidos.

Desafortunadamente, ese cuadro positivo en lo humano no se repite en lo material. El valor económico de las pérdidas sobrepasa las posibilidades de un Estado que ha sufrido el bloqueo de Estados Unidos por casi 50 años, pese al cual ningún cubano ha dejado de satisfacer sus necesidades básicas, pero que sí le resta posibilidades al Gobierno de intervenir en la pronta reconstrucción de lo perdido.

La ocasión es propicia para que la humanidad entera, y por supuesto Colombia, exija, agradecida, el levantamiento de ese bloqueo imperial. Ello permitiría que los cubanos no solo pudieran atender las demandas derivadas de estos embates naturales, sino también contar con posibilidades de emulación que les permitieran demostrar libremente las bondades del socialismo.

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