jueves, 28 de julio de 2011

AURELIO SUÁREZ MONTOYA

Por Rodrigo López Oviedo

La decisión del Polo Democrático Alternativo de entregarle a Aurelio Suárez Montoya la candidatura a la Alcaldía de Bogotá ha sido recibida con notable alegría por los millares de colombianos que reconocen en este destacado dirigente una prenda de garantía de que sus luchas, las de los colombianos, van a contar con el más entusiasta animador, ahora desde el propio Palacio del Liévano.

Los grandes medios pretenden presentar a Aurelio Suárez Montoya como un ilustre desconocido. Lo que realmente quieren ocultar tras esas palabras es la preocupación que les asiste ante esta candidatura, pues bien saben que, llegado el momento de los debates, quienes hoy son sus oponentes se verán en calzas prietas para superar su capacidad de argumentación, fruto de años de estudio de los problemas de Bogotá y de los bogotanos, pero no solo porque los ha estudiado como académico que es, sino porque los ha palpado en la diaria convivencia con sus habitantes.

Aurelio Suárez nació en Bogotá para la lucha social y en la lucha social se ha mantenido siempre. En ella se ha destacado y por ella ha merecido el reconocimiento de muchos sectores sociales, a los cuales ha llegado con su ciencia clara y su orientación precisa, bien como dirigente del Moir, bien como directivo de Salvación Agropecuaria, bien como animador de organizaciones sindicales, o bien como miembro de organismos gremiales, ante los cuales también se ha presentado con su palabra disuasiva, cuando ha sido del caso, o su ánimo conciliador, si tal cosa es lo que han aconsejado las conveniencias de los trabajadores.

La condición de estudioso de Aurelio Suárez Montoya, además de habersele reconocido en la academia y por la decena de libros que ha publicado sobre diversos temas sociales y políticos, se ha hecho sentir también en el periodismo, incluido El Nuevo Día, en el cual ha dejado conocer su aguda visión sobre el acontecer político nacional, su crítica acerva a las vacilaciones de quienes deberían ser ejemplo de firmeza y su indoblegable compromiso con la causa de los humildes.

Con el aterrizaje de los últimos conversos en las filas de la Unidad Nacional, inmensas son las posibilidades que tiene el Polo de demostrar que Aurelio Suárez Montoya es la única opción que les queda a las grandes mayorías, que se vienen beneficiando de los programas sociales que se desarrollan desde la Alcaldía de Bogotá. A impedir que tales programas sean echados al suelo por los candidatos del establecimiento se dedicará el Polo Democrático Alternativo en esta campaña, y al frente de ella estará el mejor candidato que podemos tener los colombianos para nuestra capital: Aurelio Suárez Montoya.

domingo, 24 de julio de 2011

DATOS Y MENTIRAS

Por Rodrigo López Oviedo

Refiriéndose a la información que suministra el DANE sobre los índices de precios al consumidor, el colombiano del común suele preguntarse: ¿Y el Gobierno dónde merca? Tal pregunta es una manifestación de la incredulidad que le producen unas cifras que, de ser ciertas, tendrían a la población viviendo en unas condiciones por lo menos iguales a las de antaño, cuando el solo esfuerzo del padre era suficiente para sostenerse y sostener, así fuera con estrecheces, todo su núcleo familiar, por lo general numeroso. Hoy, los hijos ya no son muchos y, no obstante, las privaciones siguen siendo tantas que para superarlas se hace necesario el esfuerzo compartido de varios miembros de la familia.

Así pues, la gente se siente engañada, y con razón, por unos datos que, antes que reflejar la desigual relación existente entre el salario y la canasta del mercado, solo sirven para darle brillo a una gestión de gobierno que, en lugar de defender los intereses de los asalariados, que son los más débiles en la estructura social, defiende los del gran capital.

Algunas veces he recibido críticas por este tipo de comentarios. Quienes las formulan quisieran hacerme sentir pasajero del Siglo XIX, cuando las ideas del socialismo comenzaban a calar en la conciencia social. Por ese entonces, los trabajadores hablaban en voz alta y tono claro de lucha de clases, de burguesía y proletariado, de régimen burgués y de socialismo, y los críticos de hoy quisieran hacerme creer superada por la historia esa terminología. No comprenden que a cada paso la confirman los propios burgueses con sus desaforadas ancias de ganancia. En estos días, por ejemplo, los monopolios de las gaseosas decidieron aumentar desmesuradamente el precio de tan importante líquido. Los litrones, por ejemplo, pasaron de vale mil quinientos pesos a mil ochocientos y las bolsas de agua de cinco litros de mil seiscientos a dos mil. El DANE seguramente pasará por alto estas alzas del 20 y el 25 por ciento, respectivamente, y de parecido tamaño en otros casos, mientras sigue limpiando la imagen del Estado burgués para el cual trabaja. Y mientras tanto, preguntémonos: ¿las alzas salariales hechas a los trabajadores de estos monopolios de cuánto fueron?

Una de mis esperanzas es la de que llegue el día en que la sola intensión de informar con mentiras a la opinión pública sobre temas del Estado produzca en el funcionario que lo haga las correspondientes sanciones. Por ahora, sería bueno saber si alguna instancia del Gobierno conoció y avaló las alzas aquí comentadas, o si estas ocurrieron de facto y en contraprestación a los desembolsos hechos a favor de alguna campaña electoral.

domingo, 17 de julio de 2011

COMO PAN DE CADA DÍA

Por Rodrigo López Oviedo

En los dos últimos comentarios hice algunas referencias tangenciales a los avances organizativos que se han alcanzado como efecto de las movilizaciones populares de los últimos meses y, más concretamente, al nacimiento de la Coordinación de Movimientos y Organizaciones Sociales de Colombia, Comosocol.

El pasado 28 de junio, la propia Comosocol dio una muestra clara de la solidez de ese proceso al lograr reunir a delegados de 58 organizaciones sociales y políticas de carácter nacional, entre las cuales estaban el Polo Democrático Alternativo, la CUT, las organizaciones de pensionados, el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado y el Movimiento Nacional por la Defensa de la Salud, entre muchas otras, lo mismo que representantes de los movimientos que se destacaron en la organización de movilizaciones tan importantes como la Minga Indígena, la Marcha Patriótica y el Congreso de los Pueblos.

Sin embargo, no es el aspecto meramente cuantitativo el que nos llena de satisfacción. Con ser tan significativo ese solo aspecto, nos satisface aún más la cualificación que los asistentes al evento dejaron traslucir a través de las tareas que aprobaron y del grado de compromiso que asumieron para garantizar su realización.

La agenda acordada está inspirada en la idea de salir al rescate del patrimonio público. De allí que la primera gran movilización se haya realizado exitosamente el pasado 14 de julio, en Bogotá, en rechazo a la pretendida venta de la ETB; del 12 al 15 de agosto tendremos en Barrancabermeja el encuentro nacional de comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes y, a finales del mismo mes, el encuentro nacional de organizaciones por la defensa de la salud.

Paralelamente, y hasta el 30 de octubre, se efectuará la consulta nacional por un nuevo modelo de seguridad social; del 29 al 30 septiembre, el Congreso Nacional de Territorios y soberanías y el 12 de octubre se participará en la Jornada Mundial contra el Capitalismo.

A lo anterior se suman las movilizaciones por la defensa de la educación pública, la Jornada Nacional por la Paz y la Soberanía y contra el Plan Nacional de Desarrollo, al igual que la Jornada por la defensa de los derechos humanos.

Debemos prepararnos, entonces, para ver en este segundo semestre a un pueblo en ebullición, cada vez más percatado de que en la organización está el primer peldaño hacia la conquista de sus deseos y en la movilización la garantía de que ellos se materialicen. Será una ebullición que educará con las luchas que vendrán como pan de cada día y de las cuales es posible esperar que desemboquen en un gran paro cívico nacional. Así están las cosas.

domingo, 10 de julio de 2011

CARTA CONSTITUCIONAL Y PODER POLÍTICO

Por Rodrigo López Oviedo

Casi todas las doctrinas políticas coinciden en la tesis de que sin suficiente poder político resultan irrelevantes los avances normativos que se logren a favor de quienes carezcan de él. La mayor prueba la ofrecen los últimos años de historia colombiana y, más concretamente, los transcurridos bajo la vigencia de la Constitución de 1991.

Esta Constitución nació de una coyuntura en la que parecían existir importantes entendimientos entre el establecimiento y buen número de fuerzas sociales para reemplazar la Carta de entonces por otra que, por ejemplo, les pusiera coto a instituciones que eran un insulto a la democracia, como la del estado de sitio, o que impedían que al pueblo le tocara al menos una pisca de participación en las riquezas de la nación y en el manejo de las cosas del Estado.

Con la nueva Constitución afloraron muchas esperanzas. No era para menos. La carta de derechos allí contenida se nos ofrecía como un suculento banquete. Y para garantizar su disfrute, instituciones como la tutela resultaban expeditas. Desafortunadamente, con la desmovilización de las fuerzas insurgentes que participaron en su redacción, nuestras castas oligárquicas desmovilizaron también esos entendimientos, y lo que vino después fue el desmonte paulatino de lo que era bueno para el pueblo, mientras se intensificaba el aprovechamiento de la normas que a ellas les eran favorables.

A ese oscuro desenlace contribuyó, primero, la debilidad de nuestras organizaciones sindicales, las cuales, por ese entonces, no afiliaban ni siquiera al diez por ciento de la masa laboral, y, segundo, la intensificación de la actividad criminal que desataron las fuerzas de la institucionalidad, del narcotráfico y de la patronal con el fin de decapitar al movimiento popular.

Por fortuna, hoy se insinúan cambios que avizoran el retorno de las esperanzas. Los deseos oligárquicos de que Estados Unidos les apruebe el TLC pueden abrir inmensas posibilidades para el desarrollo de las fuerzas sindicales. Con el nacimiento de la Coordinadora de Movimientos y Organizaciones Sociales de Colombia -Comosocol-, surgida al calor de las vigorosas movilizaciones de los últimos meses, se espera que se haya dado vida a un escenario de unidad de tal tipo de organizaciones y a una jalonadora de nuevas reivindicaciones. Y en cuanto a la organización política, el Polo Democrático Alternativo ha venido convirtiéndose en una destacada escuela en la que no solo estamos aprendiendo a hacer oposición y a construir futuro, sino también a aprovechar a los líderes que el presente ofrece y a desechar a los que se vayan convirtiendo en estorbo. Es decir, si no tenemos poder político, necesitamos construirlo. Y en ese camino lo que nos sobra es esperanzas.

lunes, 4 de julio de 2011

UN BALANCE PROMISORIO

Por Rodrigo López Oviedo

Al primer semestre de 2011 lo caracterizó el despertar del aparente letargo en que nos encontrábamos los colombianos, luego de la sufrida domesticación a que fuimos sometidos por el presidente del poncho y el perrero con la complicidad de los grandes medios.

Movilizaciones como la Minga Indígena, la Marcha Patriótica y el Congreso de los Pueblos impartieron gran influjo para que importantes sectores realizaran, en esta primera mitad del año, trascendentales jornadas, como las de los trabajadores de la educación y la salud, las tomas de las capitales el 7 de abril, la entusiasta celebración del Primero de Mayo y las multitudinarias movilizaciones contra las explotaciones mineras de Santurban y La Colosa. Todas ellas evidenciaron la ebullición de la conciencia de un pueblo que ha querido expresar su inconformidad ante los manejos dados a los problemas sociales, pero que se ha visto impedido para hacerlo, bien por la intimidación patronal que le amenaza en sus empleos, bien por la mano criminal que cercena la vida de sus dirigentes, o bien por la actividad, no menos criminal, de unos medios que procuran disuadirlo de lo que le conviene o convencerlo de lo que solo es útil a las castas que lo oprimen.

Todas las anteriores expresiones de reacción popular han sido como un querer ponerles de presente a los señores del establecimiento las muchas cosas que están por venir si de su agenda no borran los nefastos planes de gobierno, a través de los cuales dejan al pueblo sin salud ni educación, sin techo ni agua potable, sin soberanía ni medio ambiente sano, en fin, sin posibilidades de acceder a todas aquellas políticas que se hacen indispensables para elevar a niveles dignos las actuales condiciones de vida.

Pero no han sido solo reacciones de momento. También han venido acompañadas de importantes iniciativas organizativas, como las que se concretaron en la creación de la Coordinadora de Movimientos y Organizaciones Sociales de Colombia, Comosocol, a través de la cual se busca trascender las exigencias reivindicativas sectoriales y proyectar al movimiento popular hacia acciones con consecuencias de conjunto. Lo que esperamos de la Comosocol es que se convierta en el más importante escenario de unidad de las organizaciones populares y en el jalonador de impactantes luchas que permitan recuperar lo perdido en más de 20 años de vigencia neoliberal y marchar hacia conquistas que mejoren la calidad de vida de todos los colombianos.

En estos compromisos debe estar presente el Polo; pero no solo como un compromiso personal de sus cuadros más destacados, sino también de la organización partidaria como un todo. Lo contrario la haría ver con colores meramente electoreros.