sábado, 27 de octubre de 2012

¡CUMPLA, SEÑOR GOBERNADOR!

Por Rodrigo López Oviedo

Al momento de redactar este comentario, cunde la inquietud entre los campesinos e indígenas del Tolima ante el incumplimiento de que vienen siendo objeto por parte del doctor Luis Carlos Delgado Peñón, Gobernador del departamento.

Como se recordará, los campesinos e indígenas, después de las agotadoras jornadas que realizaron bajo la inspiración de las orientaciones relacionadas con la Semana de la Indignación, que culminó en el paro nacional del 12 de octubre, lograron doblegar la resistencia oficial y sentar a la mesa de negociaciones al Gobierno departamental, inicialmente en cabeza del propio Gobernador, y luego a través de los funcionarios delegados por este.

Se suponía que lo que en esa mesa se acordara comprometería al Gobierno departamental. Tal parece que no, si nos atenemos a esa actitud dilatoria de la primera autoridad del departamento, quien, quince días después, no se ha dignado rubricar el respectivo documento.

Parecería más bien que este funcionario estuviera esperando que los campesinos e indígenas más próximos, así como los más alejados de la capital del departamento, le repitieran su visita para recordarle que los problemas de violencia que se han dado entre nosotros son la consecuencia de esos otros problemas de hambre, de salud, de desempleo, de carencias en educación, de tenencia de la tierra, de la pérdida de soberanía alimentaria, del desplazamiento que propician las grandes transnacionales minero energéticas; en fin, de problemas que él no puede solucionar en todo su contenido, pero que si se comprometió de palabra a palearlos de alguna forma, como representante de todos los tolimenses debe cumplir.

 

Otra cosa es que el señor Gobernador sea uno más de los muchos enemigos agazapados de la paz que buscan quebrar toda esperanza de la ciudadanía en las instituciones públicas y arrojarla de nuevo a formas de lucha que los colombianos demócratas quisiéramos ver superadas a través de acuerdos como los que la insurgencia pretende alcanzar con el Gobierno nacional en La Habana.

 

Entre otras cosas, uno de los puntos más importantes que se acordaron con los campesinos e indígenas fue el relacionado con la realización de 47 Constituyentes municipales por la paz, las cuales, si el acuerdo sigue en firme, habrán de desembocar el 12 de abril de 2013 en una gran Constituyente Departamental y a la cual se espera que concurran varios gobernadores más, pues en tal fecha se celebra un cumpleaños más del Tolima. ¿Será que el señor Gobernador también  pretende sacarle el cuerpo a este compromiso? Sería esta una salida en falso que, sumada al desconocimiento de los demás acuerdos, haría perder lo que queda de confianza en este funcionario. Por eso, ¡cumpla, señor Gobernador!             

¡MAL COMIENZO!

Por Rodrigo López Oviedo

Comenzó la segunda de las tres fases en que se ha dividido el proceso conducente a la firma de los acuerdos de paz entre el Gobierno y las FARC. La importancia de esta nueva etapa radica en que en ella se discutirán los temas de la agenda convenida durante la primera fase, pero lo observado hasta el momento no da mayores motivos para la esperanza.
Quienes esperábamos con un optimismo moderado estos inicios hoy debemos reconocer que incluso tanta moderación representaba un exceso de candidez. Lo que estamos viendo es que los anhelos de cambio que embargan a los colombianos no serán representados por los delegados del Gobierno, pues estos, en particular su vocero, el doctor Humberto de la Calle Lombana, lo que han manifestado en la práctica es que no están dispuestos a negociar con las FARC-EP ninguna reivindicación que vaya más allá de permitirles salir del monte a seguir exponiendo sus ideales políticos, pero sin el acompañamiento de las armas, y a darles la cara a las víctimas y a la justicia (porque para ellos no puede haber impunidad), aunque olvidando, eso sí, los crímenes de Estado y que estos deben quedar bajo la égida del Código Penal.

¿Que el país está viendo cómo cunde la crisis en la salud, en la educación, en los servicios públicos domiciliarios a causa de unas políticas neoliberales que han fracasado en todo el mundo? No importa. El doctor de la Calle ha dicho que ese modelo no estará para la discusión en la Mesa de Diálogos.
¿Que lo que le sobrevendrá al país a consecuencia de los megaproyectos minero energéticos y agroindustriales será la devastación medioambiental y la pérdida de la soberanía alimentaria? No importa. La inversión extranjera, como principal responsable de esos flagelos, tampoco será objeto de discusión.   

¿Qué la escuela en que han venido siendo formadas nuestras tropas ha sido la responsable en parte de que ellas se hayan visto comprometidas en actos violatorios de los derechos humanos, que desdoran su honor y su legitimidad? No importa. El Gobierno no está dispuesto a discutir el tipo de doctrinas que deben imperar en los cuarteles.
En fin: lo que en la práctica nos está diciendo el doctor De la Calle es que en la Mesa de La Habana él no será quien represente las angustias de los colombianos, ni lo serán los demás integrantes de la delegación del Gobierno. Que quienes aspiramos a obtener reivindicaciones como las anteriores, y otras derivadas del preámbulo de la agenda, debemos consignar nuestra esperanza en lo que puedan hacer los negociadores de las FARC o resignarnos a otros 50 años de violencia.

domingo, 14 de octubre de 2012

UN 12 PARA NO OLVIDAR

Por Rodrigo López Oviedo

Un 12 para el recuerdo. ¡Qué hermoso 12! Los campesinos e indígenas, venidos de todos los rincones del Tolima, hicieron de este pasado 12 de octubre una fecha para la historia. En cumplimiento de las tareas del Paro Nacional, lograron colmar en número de miles (tal vez casi 4 mil) las principales calles de Ibagué, mientras nos arengaban con sus consignas de esperanza, nos animaban con sus pancartas multicolores y su espíritu rebosante de fe en sus propias fuerzas, pero sobre todo, con ese entusiasmo capaz de devolverles la confianza en un futuro mejor a quienes, habiéndola profesado en el pasado, hoy actúan como si la hubieran perdido.

Estos campesinos e indígenas salieron desde La Francia hacia el centro de la ciudad, pero antes quisieron visitar ese crisol de ideas llamado Universidad del Tolima, de donde han salido tantos líderes populares. El recibimiento allí recibido erizó  la piel de los marchantes. Formando calle de honor, los estudiantes les hicieron saber que entendían la justeza de sus reivindicaciones; que su lucha también era la del movimiento estudiantil, y que los acompañarían hasta el destino final. Para probarlo, unieron su paso al de ellos y con ellos llegaron a la Gobernación, siempre con la alegría de sus zanqueros y la vocinglería de sus consignas que, aunque no muy coincidentes con las maneras hipócritas que a veces se esconden tras el buen decir, sí reflejaban el espíritu de la marcha.

En total podríamos decir que, ahora con los estudiantes, la movilización alcanzó a unas 5000 personas; de ahí que el primer triunfo llegara pronto y que estuviera representado en el recibimiento que les hiciera el gobernador, Delgado Peñón, y en el compromiso ante la comisión que para el caso se había conformado de atender cinco problemas que les son comunes a campesinos e indígenas: El agro; la tierra y el territorio; los derechos humanos; la paz con justicia social y la inversión social.

Estos temas corresponden a las principales exigencias formuladas, y desde este sábado se vienen reuniendo los delegados de parte y parte para concertar soluciones a tan espinosos problemas. Lamentablemente, no todo es positivo. Pese a la buena voluntad que se ha observado en el curso de las conversaciones, algunos temas no han podido ser atendidos por la ausencia de los representantes de dos entidades a las que les corresponde una buena cuota de compromiso en la solución de los contenidos de la agenda en estudio: Incoder y Cortolima. Ojalá que al momento de salir a la luz este comentario, los representantes de estas entidades hayan comprendido la magnitud de su responsabilidad y actúen de conformidad.

lunes, 8 de octubre de 2012

EL VECINDARIO ENSEÑA

Por Rodrigo López Oviedo

El pueblo venezolano acaba de ofrecerle al mundo un nuevo triunfo electoral, con el cual le ha agradecido a su presidente, Hugo Rafael Chávez Frías, los denodados esfuerzos que ha venido realizando para hacer de Venezuela un país distinto al que recibió de las oligarquías hace 14 años.

A diferencia de tales gobiernos, los de Chávez se han orientado a resolver las necesidades más angustiantes de la población, con resultados de excelencia en varios campos: El desempleo, por ejemplo, lo redujo al 7,9 por ciento; acabó con el analfabetismo y llevó al país al quinto lugar en el mundo en cobertura universitaria; los planes de vivienda marchan de manera sostenida; la atención en salud básica es total y gratuita y se trabaja en lograr que la medicina especializada adquiera igual cobertura y calidad.

Tales logros no son obstáculo para reconocer que subsisten problemas que dan motivo a la maledicencia de los medios, como el de la corrupción, la violencia callejera y la inflación, que aún bordea el 27 por ciento. Pero se les están aplicando correctivos, al igual que a otros que también comprometen la tranquilidad ciudadana.   

A propósito de medios, este triunfo tiene el mérito adicional de haberse logrado en medio de la jauría desatada por la mayoría de ellos, que aún están en manos oligárquicas. Quienes algunas veces nos torturamos con Globovisión sabemos de la saña con que actúan. No obstante, Chávez pudo salir airoso para seguir defendiendo un proyecto político orientado a verter sobre el pueblo ese “máximo de felicidad” de que hablara el Libertador Simón Bolívar. ¿Cuál fue su secreto? Simplemente haber logrado superar años y años de división en una izquierda que de palabra se decía simpatizar con la unidad y de hecho se negaba a impulsarla.

La pregunta que debemos hacernos es: ¿y a nosotros cuándo nos toca? ¿qué debemos hacer para superar esos oleajes que de pronto elevan nuestro estado de ánimo a las crestas unitarias para dejarlo caer luego en el desaliento de la desunión? La respuesta nos la da nuestro vecindario: la de supeditar a los intereses generales los intereses personalistas de los robledos, los dusanes, las claras, que han llegado incluso a calificar como un triunfo los exiguos 170 mil votos de la pasada consulta del Polo, en lugar de ver en tales resultados un llamado a la rectificación.

Si los replanteamientos no se dan entre los dirigentes de esta especie, nuestra propia respuesta tendremos que seguirla buscando en organizaciones como la Marcha Patriótica, la Minga Indígena y el Congreso de los Pueblos, que buena muestra nos han venido dando de estar inspirados en ideales menos egoístas.

lunes, 1 de octubre de 2012

LA SEMANA DE LA INDIGNACIÓN

Por Rodrigo López Oviedo

Los problemas que azotan al país se están haciendo tan insoportables  que, para exigirle soluciones al Gobierno a los más acuciantes, las organizaciones que mejor interpretan los intereses populares, y que siempre han estado dispersas, se han visto obligadas a ponerse de acuerdo en realizar un conjunto de movilizaciones entre el 4 y el 12 de octubre, período al que han denominado “Semana de la Indignación”.
No es para menos. La calamitosa situación de los trabajadores, el abandono a que fueron sometidos sus sistemas de salud y educación, las inexistentes posibilidades de solución bajo el actual régimen de las oligarquías, la caída en cascada de la calidad de vida, las nefastas locomotoras del plan de desarrollo, entre muchos otros problemas, obligaron a los mismos trabajadores, pero también a estudiantes, artistas, deportistas, intelectuales, indígenas, afro descendientes, y a las organizaciones de mujeres, de derechos humanos, de los barrios y demás sectores sociales y populares a organizar esta importante jornada.

La Semana de la Indignación será la respuesta de una población que ha comenzado a ver en las políticas del régimen la causa de que los ricos sean cada vez más pocos y más ricos mientras los pobres elevan su número en espiral al tiempo que se hacen cada vez más pobres y más negados en garantías para el ejercicio de sus derechos de asociación, movilización, huelga, participación electoral, e incluso a la integridad física y sicológica y a la vida.
Y será la respuesta también de quienes han comenzado a entender que necesitamos de una verdadera soberanía, es decir, soberanía que funcione sin embajadores que se creen virreyes, sin imposiciones de la banca imperial, sin bases militares extranjeras y sin consorcios minero-energéticos transnacionales que, asociados con las mafias, despojan a los campesinos de sus tierras y los fuerzan al desplazamiento.

En desarrollo de la jornada, el cuatro de octubre se realizará la movilización por el trabajo digno; el ocho, las movilizaciones en respaldo de la Mesa de Diálogos por la Paz con Agenda Social y en defensa de la universidad pública; y del 9 al 11, los campamentos por la salud y la Seguridad social.
Los anteriores son solo algunos ejemplos de las muchas actividades que se realizarán, y se aspira a que desemboquen en el Paro Nacional del 12 de octubre que están  organizado cientos de organizaciones. Sin embargo, se sabe de las dificultades que hay para que así ocurra, lo cual no será obstáculo para que tales organizaciones continúen con la iniciativa.

Del vigor demostrado en estas movilizaciones dependerá en buena medida el afianzamiento de los reclamos populares en la Mesa de la Habana.