miércoles, 31 de marzo de 2010

LA ESTRATEGIA TERRORISTA

Por Rodrigo López Oviedo

Varias son las reflexiones que dejan actos terroristas como el ocurrido hace poco en Buenaventura. En primer lugar, no es posible que sus autores hayan estado buscando algún objetivo concreto al provocar tan dantescos dramas. Si algo debe ser claro para cualquier persona sensata es que con ese tipo de actos no es posible alcanzar reivindicación alguna y, ni siquiera, acercar a contrarios en pugna, sobre todo porque no son los contrarios los que resultan directamente afectados: son decenas de inocentes los que tendrán que pagar las consecuencias con su ruina personal y familiar.

En segundo lugar, tampoco es claro que hayan sido la manifestación de una alianza entre narcoguerrillas y traficantes de drogas, pues si algo se requiere para que prospere el negocio que se quiere impulsar con tan aviesos acuerdos es pasar desapercibidos ante las autoridades para evitar su reacción. Igual podríamos decir ante la afirmación de que estos actos terroristas se originan en la disputa de territorios o corredores para el negocio ilícito de las mismas bandas. Los generales que tales cosas afirman deberían preguntarse en qué forma fortalecen las bombas las tales alianzas o cómo quedaron dirimidas las superioridades entre las dichas narcoguerrillas y los carteles de la droga que de manera tan sistemática se preocupan los mismos generales de la República por relacionar, tal vez para incentivar ánimos adversos a los acuerdos de paz.

Sea cual sea el origen de estos lamentables ipisodios, tan lamentables como que siguen ocurriendo después de ocho años de la tan cacareada seguridad democrática del presidente Uribe, no podemos menos que rechazar su ocurrencia. Lo único que han dejado es ruina para muchos colombianos sin que se sepa el propósito de sus autores, que parecer creer ver en cada esquina a los responsables de sus males o al objeto de sus malquerencias.

Para quienes profesamos ideas de cambios revolucionarios resulta claro que las anheladas transformaciones sociales solo puede alcanzarlas un pueblo en movimiento, sabiamente orientado por una interpretación cabal de sus verdaderas necesidades, conciente de los alcances y potencialidades de su lucha y organizado en torno a un Partido que pueda conducirlo a esos estadios de progreso que le han sido negados por los partidos del gran capital. 

El terror, por el contrario, solo sirve para confundir, para hacer creer que los cambios sociales pueden venir de hechos heroicos, de aventuras gratuitas para las masas, de dejar hacer y dejar pasar sin comprometer ningún esfuerzo personal ni colectivo en la tarea. Ese terror, finalmente solo dejará el ambiente propicio para la cacería de brujas y la desarticulación de las organizaciones populares.    

lunes, 22 de marzo de 2010

ALTERNATIVA AL DESASTRE

Por Rodrigo López Oviedo

Conociendo, ahora sí, la composición del nuevo Congreso y el listado de aspirantes al solio presidencial, el país se dispone a elegirle el relevo al presidente Uribe. Se trata, por cierto, del fin de un proceso iniciado hace dos años por un candidato que, apertrechado en el poder, buscó por malas artes, y sin reconocerlo, agregarnos otros cuatro años a los ocho de disfrute masoquista que estábamos viviendo con él.

Con los datos conocidos, es claro que tendremos segunda vuelta y que llegar a ella no será fácil para ninguno de los siete aspirantes. Pero es más claro aún que los intereses en pugna solo hacen real la existencia de dos opciones: el continuismo representado en Noemí Sanín, Juan Manuel Santos y Germán Vargas Lleras, o el cambio de rumbo que preconizan los sectores más esclarecidos del Polo, que es el que están obligados a impulsar, sin ambages, el Polo íntegro, el liberalismo y los amorfos del Verde y de Fajardo.

Tal vez las mejores posibilidades de pasar a la segunda vuelta sean las de Juan Manuel Santos. Sin embargo, el haberle quedado el Partido Conservador tan cerca en los resultados hace que Noemí, la candidata de esta colectividad, le pueda plantear una puja de tan mayúsculas proporciones que la haga llegar también a la tan anhelada meta o abrirle a la opción de cambio la posibilidad de hacerlo, bien con ella, o bien con Juan Manuel.

Pero para que quienes comandan esa opción de cambios democráticos puedan tener esa posibilidad, están obligados a replantear, y rápido, las tácticas y estrategias que tenían previstas desde antes de saber que las pasadas elecciones bendecirían a todos los partidos con tan solo 11 millones 566 mil votos, pues se abstendrían 14 millones 45 mil ciudadanos, 506 mil votarían en blanco, 504 mil no marcarían su voto y un millón 496 mil lo anularían.

Estos 16 millones 551 mil colombianos representan una inmensa veta electoral que hace también inmensas las posibilidades de cerrarle el paso al continuismo, pero que solo podrán concretarse sobre la base de un gran acuerdo nacional que aglutine a quienes estén de cuerdo en salvaguardar banderas que resultan inclaudicables para el movimiento democrático, como son la paz con justicia social, las libertades políticas y de organización sindical y popular, el castigo ejemplar al terrorismo de Estado, la erradicación de la corrupción, la reparación a las víctimas de la violencia, la lucha contra la pobreza y la aplicación de los derechos consagrados en la Constitución del 91, entre otros.

A la tarea de lograr semejante acuerdo debe ponerse la Dirección Nacional del Polo. Sus bases, a respaldarlo.

lunes, 8 de marzo de 2010

CON PETRO, RAMÍREZ, LOMBANA Y PIÑACUÉ

Por Rodrigo López Oviedo

La historia dirá del presidente Uribe que en sus manos colapsó el país. Como lo atestiguan la salud, la educación, el salario y el empleo, durante sus dos gobiernos colapsaron los más importantes derechos ciudadanos, al tiempo que sobre lo poco que nos quedaba de democracia se acentuó el dominio de las mafias, la corrupción y la politiquería. Murió el derecho a la vida y de los derechos humanos solo nos quedaron guiñapos. El colapso fue generalizado, aunque bien disimulado por las candilejas de los grandes medios, que lograron impedir que también colapsara la imagen presidencial. Sólo a Juan Manuel Santos, y a dos o tres apéndices más del uribismo, se les puede ocurrir que salir a recuperar tan importantes derechos es retroceder.

Por fortuna, no colapsaron las Cortes, como lo demuestra otro colapso, del que debemos alegrarnos: el colapso de la reelección, el cual vendrá acompañado de desajustes en los partidos del Presidente y de inmensas posibilidades para el Polo en las elecciones en curso.

El Polo debe aprovechar que los desaciertos del uribismo se notarán más ahora sin el efecto teflón del Jefe. A Santos será más fácil reconocerlo en los falsos positivos; a Uribito, en Carimagua y Agro Ingreso Seguro; a Vargas Lleras, en su uribismo inconsistente; a Noemí, en su consistente transfuguismo, y a todos, en la defensa de la emergencia social. El Polo, por el contrario, puede ofrecer el mejor cuadro de hombres y mujeres capaces de demostrar que a lo largo de su vida han estado del lado de los más necesitados de la sociedad.

En lo personal, mis preferencias se orientan a la ratificación de la Senadora Gloria Inés Ramírez (3 en el tarjetón), quien ha demostrado abnegación e inteligencia suficientes en la defensa de los intereses de los trabajadores, como lo demostró mientras estuvo al frente de FECODE, así como con sus proyectos de ley sobre objeción de conciencia y Estatuto del Trabajo y sus debates contra la instalación de las bases norteamericanas.

Para la Cámara, acompañaré a Nelson Lombana Silva (103 en el tarjetón). Nelson es un destacado ex concejal, periodista, directivo de Asoprensa e incansable combatiente por las causas populares, quien ha hecho de internet un escenario natural para sus batallas democráticas.

En cuanto al Parlamento Andino, Fabiola Piñacué (502 en el tarjetón) es la garantía de una participación destacada en ese Organismo. Fabiola es una indígena Nasa con olor a tierra y sabor a lucha popular.

Gloria Inés, Nelson y Fabiola son impulsores destacados de la candidatura de Petro a la Presidencia y garantía de lealtad a la causa de los más humildes.

lunes, 1 de marzo de 2010

RÉQUIEM POR LA OEA

Por Rodrigo López Oviedo

Desde 1948, año de fundación de la OEA, nunca había habido una reunión al sur del río Bravo más importante que la que sostuvieron los jefes de Estado y de Gobierno de los países latinoamericanos y caribeños en la Riviera Maya, México.

Esta reunión, denominada Cumbre de la Unidad y en la que sesionaron conjuntamente la XXI Cumbre del Grupo de Río y la II Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC), le expidió partida de defunción a la OEA como instrumento de manipulación de las relaciones internacionales de Estados Unidos en nuestro continente y le abrió paso al sueño bolivariano de constituir un organismo de entendimiento entre los países latinoamericanos y caribeños.

Lo curioso es que la información sobre tan importante Evento haya versado casi que exclusivamente sobre el incidente en el que se palabrearon los presidentes Álvaro Uribe y Hugo Chávez. Es posible que, bajo otras condiciones, tal cruce de palabras hubiere alcanzado la significación que quiso dársele; pero dichas al calor de esta Cumbre, para poder reconocérsela, los medios tuvieron que pasar por sobre la importancia del Evento y desconocer las inmensas repercusiones que lo acordado en él tendrá para el futuro de las relaciones entre los países asociados y para las de estos con el mundo.

Precisamente, fue este conjunto de circunstancias, y el hecho de ellas encarnar esperanzadoras expectativas para nuestros pueblos, lo que hizo que por encima de las esencias se exaltaran las anécdotas, mientras se condenaba al silencio la concreción de una aspiración tan largamente acariciada en el continente: la de la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños –CELAC-, a la cual no se había podido llegar por la oposición del Imperio y sus lacayos. Por fortuna las cosas están cambiando. La existencia de un sólido abanico de gobiernos progresistas en la región, ha servido para materializar tan importante deseo.

Ya la propia Cumbre dio evidencias de lo que puede lograrse en el seno de la nueva Organización, una vez se concreten sus estatutos, estructuras y declaraciones de principios. Allí se acordó continuar en las tareas de solidaridad con el pueblo haitiano, y alentar en igual sentido a la comunidad internacional, pero garantizando el derecho de este sufrido pueblo a su soberanía. En segundo lugar, rodear al pueblo argentino en su decisión de reivindicar su total soberanía sobre las Islas Malvinas. Y en tercer lugar, demandar de Estados Unidos el levantamiento de toda medida que implique embargo o bloqueo a las actividades económicas de Cuba. En la OEA hubiera sido imposible tomar tales decisiones. ¡Réquiem por ella y bienvenida la CELAC!