domingo, 26 de octubre de 2008

EL POLO QUE NECESITA COLOMBIA

Por Rodrigo López Oviedo

La agresiva campaña de desprestigio a que ha sido sometido el Polo Democrático Alternativo desde su nacimiento ha confundido a algunos cuantos simpatizantes. A estos camaradas hay que invitarlos a la calma. Los personeros del establecimiento siempre encontrarán motivos para venirse contra las organizaciones de izquierda, y más aun cuando éstas van calando en el sentimiento popular. Por eso, debemos estar tranquilos. Si las actuaciones del Polo, especialmente las de sus bancadas, no tuvieran la importancia que han tenido, su menguado éxito habría motivado iguales dardos, pero reforzados con el veneno de las inculpaciones.
Afortunadamente el Polo nació advertido de que en la lucha le esperan ásperos enfrentamientos. En sus ataques, algunos contradictores no ahorran esfuerzos ni recursos, incluidos los de la guerra sucia. Otros, más taimados, disimulan sus embates tras aparentes consejos, con los cuales pretenden que el Polo cambie sus propósitos de redención real por caricaturas de redención y entregue sus banderas a tales o cuales tendencias con el supuesto fin de garantizar su supervivencia. Unos y otros saben del peligro que representa el pueblo cuando va encontrando los causes de la unidad, y para impedirla cualquier pretexto les parece bueno, como bueno cualquier procedimiento.
La única respuesta válida para todos ellos es la de perseverar en el propósito que le dio origen al Polo, cual es el de convertirse, como lo viene logrando, en alternativa real de poder y en instrumento rector de los cambios revolucionarios que requiere el país. Esto implica romper con el protagonismo oligárquico en la toma de las decisiones estatales y poner en su lugar al hombre de a pié. Implica darle prioridad a las necesidades de las grandes masas antes que lucro al capital. Implica resolver los problemas generadores de la guerra para que los ciudadanos no tengan que acudir de nuevo a ella. E implica sentar las bases de una autentica democracia, que tenga en las organizaciones de los trabajadores, de los estudiantes y de las comunidades en general su basamento fundamental, y en las iniciativas de éstas el norte orientador de las acciones del Estado.
No se trata de compromisos fáciles de atender, sobre todo cuando se sabe que dentro del Polo conviven disímiles posturas ideológicas y políticas, así como prácticas caudillistas y clientelistas que son el reflejo de los viejos estilos de la política tradicional. Tratándose de un partido en formación, es lógica la existencia de ese tipo de manifestaciones. Lo grave sería no advertirlas ni reconocer en ellas el obstáculo que representan para los fines que se buscan.
Pero sería más grave aún no advertir la existencia paralela de auténticos bastiones revolucionarios que presionan para que el Polo asuma un papel que, yendo más allá de la simple oposición al Gobierno, ofrezca un programa de transformaciones democráticas orientadas al socialismo.
Es precisamente esa tendencia socialista y sus móviles la que motiva los ataques del establecimiento. Es esa tendencia socialista contra la que están cerrando filas quienes quisieran congelar la situación nacional en el estado de oprobio que hoy pesa sobre las grandes mayorías. Afortunadamente, importantes destacamentos de defensa de esa tendencia se vienen vertebrando y haciendo fuertes, y a la cabeza de ellos se encuentra el maestro Carlos Gaviria. Este domingo 26 de octubre, los colombianos tendremos la oportunidad de estimularla con nuestro voto.

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