lunes, 30 de julio de 2012

¡POBRE PIEDAD!

Por Rodrigo López Oviedo

Sí, ¡pobre negra! Nada de lo que diga será del gusto de los dueños del poder. Todo lo que mencione será motivo de escándalo. Por más razonables que sean sus críticas, por más acierto que haya en sus apreciaciones y más entrados en razón sus señalamientos, todos ellos serán motivo de la más agresiva campaña en su contra.

¡Pobre Piedad! Lo que hizo en el Cauca, visto dentro del marco objetivo de sus propósitos, no fue más que defender a comunidades por siempre violentadas, a las cuales les asiste el derecho a vivir en paz, como nos asiste a los demás colombianos, solo que a diferencia de casi todos nosotros, ellas sí han venido cumpliendo la más férrea defensa de ese derecho.

Las exhortaciones de la negra no tuvieron más intensión que la de animar a las  comunidades indígenas en su lucha por la paz. “No queremos más guerra, no queremos bases militares y, sobre todo, no queremos que desprecien a la comunidad con el argumento de una base militar, que se gasta la plata de los impuestos en una guerra que la gente no quiere y no necesita”. Tal fue el reclamo planteado, según transcripción hecha por el diario El Tiempo en su registro de lo ocurrido.

El problema es que entre los demás ciudadanos también cunden las bases militares y de policía. Visitar cualquier poblado es encontrar a solo una o dos cuadras de su parque principal la respectiva sede, debidamente rodeada de sacos de arena para proteger de un ataque a los efectivos de esos cuerpos. La pregunta es: ¿Y a la ciudadanía, que se encuentra al rededor de tales instalaciones, quién la defiende? Como la respuesta es nadie, lo mejor es que también nosotros nos pongamos firmes para que la guerra salga de los cascos urbanos al tiempo que nos vamos fortaleciendo en el propósito de sacar de los cuarteles esa llave de la paz que Santos dice tener, pero que él mismo niega estar utilizando.

La ex senadora Piedad Córdoba merece nuestro respaldo. Toda la actividad que esta valerosa mujer ha realizado ha estado inspirada en la creación de mejores condiciones de vida para sus compatriotas. Al frente de Colombianas y Colombianos por la Paz, desempeñó un destacado papel en el retorno a  la libertad de muchos civiles, policías y soldados víctimas de la guerra. Como senadora, impulsó importantes debates e iniciativas, como la del Estatuto del Trabajo, derrotada por la bancada uribo-santista. Como activista en general, viene jugando un destacado papel al frente de la Marcha Patriótica. Esa es la negra que queremos y a la que debemos rodear con nuestra solidaridad.

lunes, 23 de julio de 2012

BAUTIZO EN LAS CALLES

Por Rodrigo López Oviedo

El pueblo sigue reclamando en las calles, y con qué vigor, soluciones inmediatas a un sinnúmero de problemas. Tal vez el más importante sea el del desempleo. Quien lo padece no puede resolver otros problemas que podrían solventarse con un salario. Pero a la par que empleo digno, es decir, bien remunerado y con todos los derechos prestacionales y de seguridad social que se merecen los productores de la riqueza nacional y que una sociedad democrática debe garantizarles, este pueblo también está reclamando las contraprestaciones que es lógico esperar de un Estado que no solo le cobra impuestos, sino que también debería ser el administrador eficiente de las riquezas de la nación.

El problema es que las ingentes sumas originadas en los impuestos se destinan en elevadísimo porcentaje a la defensa de los intereses de las clases oligárquicas, y las riquezas patrias le vienen siendo entregadas al capital extranjero a precios de gallina flaca.

Por eso las protestas callejeras se estén convirtiendo en pan de cada día, y cada día cobran mayor esplendor y fuerza. Las del pasado 19 de julio, realizadas en todo el país, estuvieron orientadas a la derogatoria de la Ley 100, de la cual fue ponente un señor que después terminó luciendo poncho y perrero desde la Presidencia de la República y al que le debemos que la salud esté saliendo de cuidados intensivos rumbo a la morgue. Varias de estas protestas contaron, como casi nunca había ocurrido, con la presencia de autoridades oficiales en varias ciudades, lo cual deja traslucir que el descontento no está solo entre los gobernados.

Pero, además de lo anotado,  tuvo otro ingrediente especial, del cual lo único lastimoso es que, como suele suceder, haya terminado siendo silenciado por los grandes medios. En medio del multitudinario despliegue de camisetas blancas con que se adornaron los concurrentes, otros cientos de ciudadanos se hicieron sentir con otras camisetas, blancas también, pero con un Bolívar desnudo al pecho que empuñaba el tricolor nacional. Eran hombres y mujeres que salieron de los más diversos confines de la patria a  constituir los Consejos, los Comités y las Juntas Patrióticas departamentales, es decir, las instancias de dirección regional que han de replicar en cada departamento las orientaciones nacionales de la Marcha Patriótica, y que quisieron recibir su bautismo en esta jornada.

Ese es el camino que viene trasegando nuestro pueblo: el camino de la organización al calor de sus propias movilizaciones. Es el camino que debe recorrerse cualquiera que sea el altar en el que se comulgue, especialmente si es en el del Polo, si no se quiere quedar desbordado por la historia.

lunes, 16 de julio de 2012

LOS USUARIOS SE ORGANIZAN

Por Rodrigo López Oviedo

En una acción defensiva que ha sido provocada por los abusos de las empresas prestadoras y comercializadoras de los servicios públicos domiciliarios, los usuarios hemos emprendido una acción organizativa en Ibagué, en la cual estamos echando mano de las mismas normas que regulan la prestación de tan importantes servicios.

Los problemas de los servicios públicos fueron mayúsculos en la ciudad cuando los prestaba el Gobierno directamente, pero se  agravaron, sobre todo en costos para el usuario, cuando sobrevinieron las soluciones derivadas del Consenso de Washington, que sirvió de soporte a las fracasadas tesis neoliberales y a las normas privatizadoras.

De allí que, a la larga, los usuarios terminaremos dándonos cuenta de que debemos ir más allá de la defensa de nuestros intereses y buscar incluso la derogatoria de algunas de tales normas, pues, en la práctica, solo han servido para apuntalar un régimen de iniciativa privada que ha resultado hostil a los propósitos de servicio, que deberían ser los que gobiernen el corazón de las empresas que los prestan.

La derogatoria debe comenzar por la Ley 142 de 1994. Esta ley le estableció tantas garantías al capital privado que prácticamente lo blindó de la competencia oficial. El organismo oficial que le quiera hacer competencia debe hacerlo bajo las mismas condiciones de rentabilidad del inversionista privado; es decir, procurándose una utilidad por lo menos equivalente a la que le sería viable obtener a ese inversionista. Se trata, por supuesto, de una exigencia absurda, pues si algo debe buscar el sector oficial es procurar el buen servicio a la sociedad antes que los rendimientos al capital.  

Lo anterior no quiere decir que la nueva organización, a la que se le conocerá como ASODEUSUARIOS, no deba salir en defensa del IBAL, el único establecimiento ibaguereño que logró salvarse de la racha privatizadora. Aunque sabemos que sus servicios, especialmente el de acueducto, siguen la senda del marchitamiento, este Instituto debe protegerse de cualquier iniciativa privatizadora, franca o soterrada, y a ello debe orientarse la inteligencia y el esfuerzo ciudadanos, debidamente encausados a través de su organización.

Por fortuna, este nuevo proceso organizativo ha girado en torno a probados dirigentes salidos de la entraña popular, con demostrada solvencia moral y que ya han tenido ocasión de demostrar en otras luchas su vocación de entrega a la causa de los más necesitados; causa que por lo demás, en este caso, nos cobija a todos. Por eso están extendiendo una invitación amplia a la Asamblea de aprobación de estatutos que se realizará este martes 17 de julio, a partir de las 6 P.M., en el quiosco comunal del barrio Departamental. Allí nos veremos.

lunes, 9 de julio de 2012

LA PARTÍCULA DE HIGGS

Por Rodrigo López Oviedo

Sin entender mucho de física, como de ninguna otra ciencia, pero todavía con alguna posibilidad de asombro ante sus sorprendentes logros, no puedo dejar pasar desapercibido el maravilloso descubrimiento de la partícula de Higgs, la cual permite que la humanidad por fin tenga respuesta a inquietudes tan antiguas como la relacionada con los fenómenos que debieron presentarse en el inicio mismo del universo para que, con la condensación de la energía, surgieran las primeras partículas materiales.  

La existencia de la partícula de Higgs fue predicha por el científico inglés Peter Higgs (de allí su nombre) en 1964. Es decir, que para demostrar que existía se requirió de casi media centuria de denodados esfuerzos de alta investigación, así como también de sofisticados laboratorios, poderosos aceleradores de partículas, monumentales colisionadores y avanzadísimos equipos de cómputo.

También se la conoce con el nombre de partícula de Dios, o partícula divina, por el extraordinario papel que jugó en los primeros nanosegundos del big bang para que ocurriera el nacimiento de la materia. De igual manera,  algunos se han atrevido a llamarla partícula maldita por los inconmensurables costos que demandó descubrirla.

Aunque tan impías denominaciones han sido el producto de una creatividad ajena a la comunidad científica, lo cierto es que en ellas se ve reflejado el eterno conflicto entre dos visiones del universo: la que lo ve como el producto de un soplo divino, nacido de una manera preestablecida y para siempre, y la que lo percibe como el producto en evolución de inmensas fuerzas naturales, siempre en un avasallante desarrollo. Un conflicto soterrado a veces, franco otras, que siempre ha enfrentado a las fuerzas del progreso con el oscurantismo y que no ha dejado de producir profundas huellas de dolor en el corazón de la humanidad. Pero también un conflicto en el que las fuerzas del progreso, marchando de la mano de la ciencia, han venido tomando ventaja, llevando incluso a los personeros de las posiciones más dogmáticas a recular en sus apreciaciones, como bien lo hizo el Vaticano recientemente al negar la existencia de cielos y de infiernos más allá de esta vida terrenal.

Comprobar la existencia de la partícula Higgs requirió del esfuerzo de más de cinco mil científicos y de incalculables recursos. No obstante, resulta suficientemente justificador de tan descomunal inversión el que se hayan logrado alcanzar pruebas que permitan superar infundados credos milenarios. Están por verse los efectos que sobre otros campos de la ciencia puedan derivarse de este descubrimiento. Ojalá nos alcance el día para saber que esos efectos han llegado, así la ignorancia en que nos mantiene el sistema no nos permita comprenderlos.