lunes, 31 de enero de 2011

¡SE NOS FUE RAÚL ARROYAVE!

Por Rodrigo López Oviedo

Nos referimos a Raúl Arroyave Arango, un dirigente que, a base de tesón y disciplina, y de fidelidad a sus principios, supo ganarse el corazón de los trabajadores y orientarlos en la defensa de sus intereses desde la trinchera sindical. Un abnegado combatiente que desde siempre estuvo buscando caminos que condujeran a la unidad de las mayorías, pues consideraba que solo sobre la base de la unidad podría alcanzarse la emancipación nacional, la democracia, la superación del atraso y la conquista de las más caras reivindicaciones populares. Raúl Arroyave Arango acaba de morir en Bogotá con apenas 57 años.

Siendo muy joven, Raúl Arroyave Arango se vinculó en Antioquia a la ennoblecedora actividad del magisterio, en la que confirmó como docente las limitaciones que ya había percibido como estudiante para que en el país hubiera una auténtica “educación nacional, científica y de masas”. Las condiciones de líder que le irían a convertir en un destacado ejemplo para los luchadores colombianos comenzarían a aflorar entonces, y a pulirse en su vínculo con otros dirigentes de la región, de quienes aprendió las primeras letras de la lucha política.

Esas simpatías con el ideario social, pero especialmente con la ideología del proletariado, le ganaron el rechazo de la clase dirigente antioqueña, que rápidamente se las cobraron con el despido. Se desplazó entonces al departamento del Cesar. Allí conquistó una nueva plaza en el magisterio, la cual le permitió continuar su quehacer revolucionario y ganarse el reconocimiento de sus nuevos compañeros, quienes pronto lo pusieron al frente de su organización sindical y lo promovieron a la dirección nacional de Fecode.

También tempranamente se vinculo al MOIR, organización desde la cual contribuyó a desarrollar los procesos unitarios que se intentaron con la creación de la UNO, con el Frente por la Unidad del Pueblo y con otras coaliciones que buscaban consolidar frentes populares orientados a romper el monopolio liberal conservador y a darles esperanza de redención a las sufridas masas. Fue elegido a la Asamblea Departamental del Cesar en 1994 y su participación en la creación, impulso y consolidación del Polo Democrático Alternativo le fue siempre objeto de amplio reconocimiento.

Al momento de su muerte, Raúl Arroyave Arango ocupaba la Secretaría de Asuntos Internacionales de la CUT, era integrante del Comité Ejecutivo de la Confederación Sindical de América, CSA, respondía por el trabajo sindical ante la Dirección Nacional del Moir y, en representación de esta organización, hacía parte de la Dirección Nacional del Polo Democrático Alternativo. En las últimas elecciones, su candidatura al Parlamento Andino obtuvo más de 100 mil votos.

¡Flores en su tumba y honor a su memoria!



lunes, 24 de enero de 2011

SERES QUE DEJAN HUELLA

Por Rodrigo López Oviedo

En su eterna brega por construir futuro, los pueblos han dado a la posteridad entrañables ejemplos de vida y de heroísmo que, si bien son harto conocidos en su ambiente íntimo, no lo son tanto más allá de sus linderos.

En reciente visita a las bellas tierras del Casanare, pude conocer la historia de uno de esos hombres, Luis María Jiménez, y de su tragedia: Fue por diez veces consecutivas concejal del también hermoso municipio de Aguazul, concejero intendencial, primer alcalde por elección popular y una de las primeras víctimas mortales que esta comarca le aportó al torrente de sangre en que desde tiempo atrás había devenido la política nacional.

De los orígenes de este entrañable líder, además de unas pocas pilatunas, se sabe muy poco: Que nació en Toca, Boyacá; que sufría de las mismas penalidades de nuestros campesinos, y que, al igual que ellos, soñaba con “un mundo verde, de interminables cosechas” como bellamente lo dijo Néstor Mauricio Niño Cuenza en el hermoso libro que este escritor de poética prosa escribió sobre la vida y la muerte de Luis María. Un barrio en Yopal lleva su nombre, como también la moderna y espléndida alcaldía de Aguazul, ennoblecida con su busto

Llegó al Casanare en 1964 sin aún ser conciente de su impresionante capacidad para movilizar grandes masas ni de que su honestidad congénita le impediría comprender que “cinco mil hectáreas” pudieran ser “de una misma persona”. Puesto en la búsqueda de explicaciones, se encontró con los mismos ideales que cobrarían la vida a miles de luchadores de la Unión Patriótica que pugnaban por una Colombia sin injusticias ni inequidades. El que Luis María Jiménez haya corrido igual suerte, pese a no pertenecer a esa organización política, demuestra que son en últimas los ideales y la fidelidad a ellos, y no tanto la bandera a que se pertenezca, los que determinan el veredicto de muerte que suelen dictarse en los directorios del crimen de nuestras oligarquías.

Luis María Jiménez, en su búsqueda incesante de la bandera partidista que mejor interpretara su eterna vocación por la defensa de los intereses populares, estuvo en contacto con organizaciones como el M-19 y El Moir; y si la vida no le hubiera sido arrancada de manera tan infame a solo unos meses de haber terminado su gestión en la alcaldía, hoy seguramente lo tendríamos dentro del Polo Democrático Alternativo, o en acuerdos con él, ayudando a construir ese gran frente nacional de unidad popular que de manera tan natural y exitosa constituyó en Aguazul.

Al morir, no contaba con una sábana de más con la cual cubrir su cadáver.



lunes, 17 de enero de 2011

SOLIDARIDAD CON CUBA

Por Rodrigo López Oviedo

Trasegar hacia la soberanía, la dignidad, la equidad, la cultura, la justicia, la democracia y cuantos ideales más puedan ennoblecer a un pueblo, y hacerlo con la firmeza que lo hace ese ejemplo indoblegable que es Cuba, le ha granjeado a los cubanos el cariño de todos los que creemos que es posible construir un mundo distinto al cargado de oprobio que se diseña en Washington.

Nada de raro tiene, entonces, que entre ese abanico inmenso de querendones amigos de la revolución cubana haya quienes tengan suspendida el alma por lo que pueda venir a raíz de los cambios a que obligan las condiciones del presente. Sin embargo, ninguno de ellos da para tanta preocupación. Ni siquiera los que más temor podrían ofrecer, como son el de suspender el 25 por ciento de los cargos de la nómina oficial y el de autorizar a quienes los desempeñan a transitar hacia actividades inspiradas en la iniciativa personal.

Aunque ninguna de estas decisiones implica suspención de los beneficios básicos conquistados en 52 años de socialismo, salvo algunas gratuidades que benefician a quienes no las necesitan, sin duda afectarán a corto plazo la forma de vida de muchos cubanos. Sin embargo, se hacen necesarias para resolver la maligna combinación de los efectos provocados por el bloqueo norteamericano, las graves crisis por las que pasan casi todos los países europeos y los desastres ocasionados por los embravecidos vientos caribeños.

Algunos cubano-norteamericanos, otros cubanos que posan de disidentes en la Isla, pero que son financiados generosamente desde Washington y Miami, y otros no cubanos que han visto en Cuba un peligroso ejemplo para el despertar del continente tienen su esperanza puesta en que las dificultades presentes permitan materializar el viejo sueño de ponerle término al régimen de propiedad social, restablecer el capitalismo, abrir las fronteras a las fuerzas del mercado imperial y revertir todo a las ignominiosas condiciones de cuando los cubanos, además de neocolonia, eran tenidos por pródigos satisfactores de las más lascivas necesidades del turismo gringo.

Son ilusiones vanas, por supuesto, y no deben preocuparnos. Ninguna de las medidas tomadas podrá verse como el principio del fin de un proceso que ha hecho del pueblo cubano uno de los más altamente politizados del mundo y el más amoroso y comprometido con su revolución. Ellos sabrán defenderla; pero podrán cumplir mejor su deber si encuentran entre sus amigos la disposición suficiente para brindarles la solidaridad que requieran; solidaridad que, por cierto, será infinitamente más poca que la que ellos mismos han brindado a nuestros pueblos. A esa solidaridad debemos comprometernos quienes tenemos en el proceso cubano el faro que nos inspira.

sábado, 8 de enero de 2011

Santos y las privatizaciones

Por Rodrigo López Oviedo

Muy desafortunada resulta la decisión del Gobierno de continuar por el camino de las privatizaciones, así el motivo sea el de conseguir los 12 billones de pesos que costará la recuperación de las zonas y poblaciones afectadas por la ola invernal, aunque sería más objetivo decir que afectadas por el abandono en que se ha dejado a la naturaleza para que la explote y degrade el capital privado.

Y vuelve a tocarle el turno a Ecopetrol. Un nuevo 10 por ciento de su patrimonio saldrá a la venta, y con ello se dará un paso más hacia la pérdida de la soberanía energética del país que está representada en esta estratégica empresa.

Abusando de la “viveza” de los colombianos, como sugiriendo que es lo mismo ocho que ochenta, el Gobierno ha dicho que en la operación solo habrá un cambio de activos, pues lo obtenido no se destinará a atender las necesidades de los damnificados, sino exclusivamente a la recuperación de las infraestructuras afectadas por el invernal fenómeno. Podríamos preguntarnos entonces, por vía de ejemplo, cuánto es lo que le produce al Estado cualquiera de las vías con que cuenta el país, incluidas las que están en concesión. Y no es que no se crea importante que exista una malla vial, unos diques y, en general, unas infraestructuras a la altura de las necesidades. Es que, simplemente, nunca hemos tenido infraestructuras a la altura de las necesidades, ni le han reportado al Estado los recursos que sí ha recibido de Ecopetrol.

Ahora bien: ¿No habrá mejor forma de atender esta emergencia que la de quitarle al Estado otra parte de su patrimonio más preciado? ¿Por qué para tan impostergable solución no se acude a los dividendos que obtuvo la Empresa durante los años 2008, 2009 y 2010, que en total sobrepasaron los 32 billones de pesos? ¿Por qué no mirar hacia las utilidades acumuladas de otras entidades, por ejemplo las del Banco de la República, que además tiene un buen saldo de dólares en reserva, los mismos que ha venido comprando para garantizarles a los exportadores unas más altas tasas de ganancia? ¿Porqué no recuperar los siete billones que anualmente quedan en manos de las multinacionales por concepto de exenciones tributarias? ¿Por qué no reducirle siquiera un 20 por ciento al presupuesto de guerra?

La venta de este nuevo paquete accionario debería alertarnos a todos. Lo que Santos está haciendo es utilizar de pretexto la tragedia invernal para continuar en el cumplimiento de los requerimientos de la banca mundial y seguir en los postulados de Estado pequeño que emanan del Consenso de Washington. ¡Ojalá pudiéramos impedirlo!

lunes, 3 de enero de 2011

¿PROSPERIDAD DEMOCRÁTICA?

Por Rodrigo López Oviedo

Bien pronto han debido comenzar a desvanecerse las esperanzas que encendió el presidente Juan Manuel Santos cuando, en su discurso de posesión, se comprometió a buscar la prosperidad para todos los colombianos. Su reciente decreto de incremento al salario mínimo debió recibirse como una campanada de alerta, si es que ya no se habían percibido las alertas propinadas por otras disposiciones igualmente negativas en su impacto social, como la reforma a la salud y la ley de víctimas, o en su efecto sobre las finanzas de las regiones, como la ley de regalías.

En ese discurso de posesión, al señalar la esencia de su política de Prosperidad Democrática, el presidente Santos anunció llegada la hora en que “los bienes naturales (…) que los colombianos hemos multiplicado con ingenio y sabiduría, no sean el privilegio de unos pocos, sino que estén al alcance de muchas manos”. Visto este incremento, pareciera que el ingenio y la sabiduría no requirieran materializarse a través del trabajo, ni que las manos de los trabajadores merecieran recibir los bienes que él dice estar dispuesto a poner en muchas otras.

Con el incremento de 15 mil pesos mensuales, un trabajador escasamente podrá atender el mayor valor del transporte urbano, previsto en 12 mil pesos mensuales. ¡Ah, ¿qué para atender ese incremento está el mayor valor del subsidio de transporte? Pues entonces agreguémosles a estas cuentas los exiguos dos mil cien pesos en que se incrementó y quedaremos en las mismas!

Esta es solo una evidencia de lo que serán las políticas de “salario y prestaciones justas”, de “bienestar básico, con tranquilidad económica” y de “desafío de la pobreza” a que hizo referencia el Mandatario en su posesión. Las demás muestras las encontraremos, ya como prueba, en su Ley de Formalización Laboral y Primer Empleo, en cuyo contenido vemos claro que lo único que se busca es reforzar las inmejorables condiciones que tienen los verdaderos dueños del país para seguir acumulando capital.

Es hora de repensar el papel de las Centrales Obreras en de la Comisión de Concertación de Políticas Salariales y Laborales. Tal participación ha resultado inveteradamente inocua, pues se asiste a ella a enfrentar, sin mayores posibilidades de éxito, las tradicionales mesquindades de los empresarios, consecuentemente respaldadas por el Gobierno en la férrea defensa del abaratamiento de las nóminas como prerrequisito para la obtención de más altas tasas de plusvalía.

Mientras la presencia de los representantes de las Centrales Obreras en esa Comisión no se acompañe con acciones organizadas de masas, es decir, con la movilización beligerante de los trabajadores en calles y empresas, la concertación no pasará de ser más que un embeleco.