lunes, 16 de abril de 2012

TODO POR LA UNIDAD

Por Rodrigo López Oviedo

Una de las grandes lecciones que la izquierda en Colombia le debe aprender a la derecha es que la unidad sí es posible. La derecha ha logrado unirse cada vez que las coyunturas históricas se lo han demandado. ¿Qué otra cosa fue sino un pacto unitario de la derecha la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla? ¿Qué otra cosa fue sino un pacto de la derecha el Frente Nacional? ¿Qué otra cosa sino un pacto de la derecha el sostenimiento por ocho años del presidente del poncho y el perrero? ¿Y qué otra cosa el actual fenómeno de la llamada “Unidad Nacional”, en torno al cual se ha coaligado el 95 por ciento de la representación congresual?

Por desgracia, los procesos unitarios de nuestra izquierda no afloran con igual generosidad; y cuando las coyunturas parecieran crearle condiciones para su configuración, aparecen los purismos, los vanguardismos, los macartismos y demás muestras de sectarismo, cuando no es el más repudiable oportunismo el que se atraviesa, cual vaca muerta en medio del camino, dificultando cualquier avance.

El Polo Democrático Alternativo es hoy por hoy la única fuerza debidamente estructurada como partido que le hace frente al régimen con claras posiciones de izquierda. Sin embargo, siendo un organismo en construcción, no ha logrado superar aún muchos de los anteriores vicios, lo cual le ha impedido reconocerse plenamente como parte, y solo parte, de ese gran océano que conforma la pluralidad de la izquierda colombiana y aceptar que en torno a él se mueven muchos otros sectores, frentes y movimientos que, como la Marcha Patriótica, el Congreso de los Pueblos, la Minga Social Indígena y la Mane, pugnan por encontrar senderos de redención para nuestra adolorida patria.

Buscar que se supere de manera más o menos inmediata la incomprensión de este fenómeno debería ser el propósito de la dirección nacional del Partido. ¿Pero qué hacer cuando es en el seno mismo de esa dirección donde más crasamente se manifiesta esa incomprensión? ¿Qué hacer cuando las tareas que se creían programadas para superarla, como los Seminarios Ideológicos Nacional y Departamental resultan aplazadas con explicaciones que a nadie convencen, quedando todos a la espera de que en el segundo semestre puedan realizarse?

Ahí es donde debe aparecer la voz del pueblo, expresada a través de la militancia de base, recordándoles a sus dirigentes que las necesidades de la unidad fueron las que le abrieron camino a la fundación del Polo y que nuestro Ideario de Unidad es la carta de navegación que nos señala el camino hacia el entendimiento con otras fuerzas. Utilizarlo sin sectarismos es el camino que nos impone el momento presente. 

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