lunes, 16 de abril de 2012

AUTONOMÍA PARA CONSEGUIR LA PAZ


Por Rodrigo López Oviedo

El país asistió con gran alegría al retorno de los últimos integrantes de la fuerza pública que se hallaban en poder de las FARC. No valieron las advertencias del Gobierno para que el hecho no se convirtiera en un show mediático. Así terminó siéndolo porque a los medios les convenía que así fuera. Ellos derivan enormes ganancias de cuanto evento pueda ser explotado publicitariamente, además de que sirva para el trabajo de alienación que se les ha encomendado en beneficio del orden imperante.

Para el caso de este comentario, lo que preocupaba al presidente Santos no era tanto esa explotación mediática; al fin de cuentas él ha sido un hombre de los medios y sabe lo que a estos les reporta el vivir prosternados al gran capital. Lo que sí le interesaba era que se les pusiera sordina a los verdaderos héroes de estas liberaciones, es decir, a Colombianas y Colombianos por la Paz, con Piedad Córdoba a la cabeza, y evitar que el clamor por la paz que a diario hace esta Organización ocupara los merecidos primeros lugares.

Que estas liberaciones constituyen un gesto de singular importancia de parte de las FARC es cosa que  muy pocos ponen en duda. Pero también es de no dudar que al presidente Santos no le interesa verlas en esa dimensión, pues prefiere que antes que la paz prevalezcan los intereses con olor a botas, pólvora y pertrechos militares, que son los de quienes se han lucrado con nuestra cincuentenaria guerra.

Ahora anda clamando por autonomía para trasegar, él solo, los caminos de la paz, como si alguna vez su clase oligárquica hubiera tenido autonomía alguna para manejar desde el poder los asuntos de la guerra. ¿Acaso no fue por una directriz del gobierno estadounidense, conocida como el Plan LASO (Latin American Security Operation), que comenzó a desarrollarse la más sanguinaria persecución contra el movimiento campesino, la cual llevó a este a organizarse en autodefensas? ¿Acaso no arrancó de esa falta de autonomía la historia de las FARC? Si tanto le interesa la autonomía, ¿por qué no se deshace de las imposiciones del imperio? ¿Por qué no pone de patitas tras fronteras a sus asesores militares? ¿Por qué no ordena el retiro de las bases militares norteamericanas?

En lugar de andar engañando incautos y rechazando a las fuerzas vivas de la nación que le señalan el camino de la paz, el presidente Santos debería acudir a ellas en procura del respaldo que lo haga grande y soberano ante el imperio, pues es lo mínimo que necesitaría para poder asumir, ahí sí con autonomía, la búsqueda de la paz.

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