Por Rodrigo
López Oviedo
Como si no
fueran muchas las veces que estuvo por fuera
de la legalidad, como la vez aquella que, prevalido de su condición de ministro
de Defensa, ordenó un bombardeo sobre un país amigo, ahora el presidente Santos
le exige explicaciones a Piedad Córdoba sobre la Marcha Patriótica y “los grupos
armados ilegales” que supuestamente estuvieron ocultos tras el éxito que
constituyó el triple desfile de lanzamiento de este importante movimiento
social y político. Tal es el pensamiento de los poderosos: todo lo del pobre es
robado.
Quien
debería darle explicaciones al país es el propio Santos. Con su actitud lo
único que demuestra es el susto que les ha producido a las clases que hoy
dominan la escena política y económica del país esta confluencia de
organizaciones políticas y sociales que, sustentadas en sus propios recursos,
han logrado ponerse de acuerdo sobre una plataforma política en la que se ven
reflejados todos los problemas nacionales y sus justas soluciones.
En lugar de
estar pregonando fementidas financiaciones de las guerrillas, las cuales
supuestamente están acorraladas y comiendo raíces, él, como primer responsable
de la defensa de la constitución, de la democracia y de la vida, honra y bienes
de los colombianos, debería responder por el sinnúmero de obstáculos que le
sembró a la Marcha para dificultar su realización, los cuales comenzaron con
las imputaciones sobre la supuesta infiltración, siguieron con los cientos de
retenes que dificultaban el paso de los marchantes hacia Bogotá y terminaron
con la desaparición de animadores del proceso, como ocurrió con Henry Díaz cuando
organizaba las comitivas que participarían en el lanzamiento. De este
importante líder del Putumayo aún no se sabe su paradero.
Si el
presidente Santos fuera en verdad un demócrata, como quiere que se lo vea en el
exterior; si estuviera comprometido con esa “tercera vía” hacia el desarrollo,
de la cual quiso ser principal vocero entre nosotros, debería romper con las
ataduras del imperio y su clase social y acercarse a la plataforma política de
Marcha Patriótica, donde encontraría las reales fórmulas de solución a la grave
problemática del país y de sus inmensas mayorías y la mejor forma de
proyectarse hacia las páginas de la historia.
Como lo anterior
es mucho pedir, lo mejor es que quienes creemos en el carácter ciudadano de
Marcha Patriótica apuremos el paso. Sólo nosotros podemos ser los gestores de
la definitiva independencia nacional y de la construcción de esa Colombia con
felicidad para todos. Ah, y mientras tanto, exijámosle a Santos todas las
garantías democráticas para que nosotros sí podamos realizar lo que su clase le
impide que haga.