lunes, 31 de agosto de 2009

ORIGEN DE LOS RECURSOS DEL SENA

Publicado el 30 de junio de 2009
Por Rodrigo López Oviedo

En mi último comentario dejé mordido un tema de primera importancia para los trabajadores. Me refiero al origen de los recursos del Servicio Nacional de Aprendizaje SENA y a la utilización que la Entidad debería darles.

Este tema surgió a raíz de una columna del doctor Hernando Bocanegra Aldana en la cual manifestaba su preocupación por la tendencia de los egresados de la Entidad a emigrar en busca de mercados laborales, a despecho de los empresarios del país, que es en donde han recibido su capacitación.

El propio doctor Bocanegra manifestaba sus dudas respecto de si los recursos del SENA provenían de los impuestos nacionales, de las regalías, de empréstitos o de donaciones exógenas. Por toda respuesta, debemos informarle que “ninguna de las anteriores”.

El SENA se financia con “aportes parafiscales”, es decir, un tipo de recursos que son constituidos por sectores específicos de la población para financiar servicios que si bien pueden beneficiar a la comunidad, solo se ofrecen a sus aportantes directos.

Los empresarios han constituido fondos parafiscales, como los de retención cafetera, que administra la Federación Nacional de Cafeteros; pero tal vez los más ampliamente conocidos son los que aportan los trabajadores con destino el ICBF, a las Cajas de Compensación y al SENA, a los cuales se les ha introducido el remoquete de “impuestos a la nómina” con el fin de desorientar y justificar su eliminación para elevar las tasas de plusvalía.

Para el caso del SENA, el nacimiento de esta parafiscalidad se remonta al año 1957. Por aquel entonces, los trabajadores habíamos conquistado ya el derecho al subsidio familiar, con el cual nacieron las Cajas de Compensación, y se adelantaba una gran movilización por la conquista del derecho a la capacitación.

Lo de esperarse hubiera sido que en tal propósito capacitador coincidieran también los patronos, pues mientras mayor sea la capacitación de los trabajadores, mejores serán los aportes a la producción de que podrán disfrutar los empresarios.

Sin embargo, desatendiendo esa lógica, los empresarios se aliaron con el Gobierno de entonces e hicieron insuficientes todos los esfuerzos de los trabajadores por quedarse con esta nueva conquista, y los obligaron a financiar por sí mismos el nacimiento y desarrollo del deseado instituto de capacitación, utilizando para ello uno de los cinco puntos porcentuales en que antes estaba tasado el subsidio familiar.

La conversión de ese inicial uno por ciento en el dos por ciento que hoy recibe el SENA en aportes parafiscales fue el producto de nuevas luchas de los trabajadores, empeñados como estaban en elevar sus conocimientos, habilidades y destrezas para el trabajo.

Esto es lo que le da plena validez a esa consigna que suele escucharse en las concentraciones obreras: “El SENA es de los trabajadores y los trabajadores lo defienden”. Y si bien es cierto que son los empresarios los que giran el cheque, se trata de un giro que tendría que hacérsele directamente a los trabajadores, a través de mayores cifras de subsidio familiar, si el SENA no existiera. Existiendo, nos corresponde a los trabajadores atrincherarnos en su defensa. A trabajar con nosotros en esa defensa, invitamos muy cordialmente al doctor Bocanegra.



Nos queda pendiente el tema de los usos que la Entidad debería darles a estos recursos, pero ello tendrá que ser tema de otro comentario.

No hay comentarios: