lunes, 4 de octubre de 2010

LAS LECCIONES DEL ECUADOR

Por Rodrigo López Oviedo

Numerosas enseñanzas nos deja el intento de golpe de Estado ocurrido en el Ecuador. La primera nos muestra a unas oligarquías dispuestas a no soltar ningún privilegio. Nuestro hermano pueblo, liderado por Rafael Correa, se ha puesto en la tarea de darse una serie de cambios políticos orientados a garantizarse parte de lo que en justicia le pertenece, pero esas oligarquías, como lo hacen las del resto del continente, tratan de impedirlo, siempre con el apoyo estadounidense, y acudiendo incluso a intentonas golpistas como esta.

La segunda enseñanza indica que esas oligarquías viven siempre dispuestas a aprovechar el más mínimo atisbo de inconformidad, justificada o no, para procurar la sublevación de los inconformes contra las fuerzas del cambio.

En el caso ecuatoriano, los policias rebeldes, que no fueron todos, parece que nunca hicieron cuentas de los muchos beneficios alcanzados bajo el actual gobierno, y se dejaron confundir por los sectores más retrogrados de esas oligarquías, las cuales les mostraron como negativa una ley que, antes que perjudicar a las mayorías, las favorecía, así recortara algunos privilegios con los que practicamente solo se beneficiaban algunos sectores minoritarios. Tal ambiente de desconocimiento fue aprovechado por esas oligarquías para convertir a los cuerpos policíales mas confundidos en punta de lanza contra el proceso de cambios, contra la libertad y la vida del Presidente y contra el mismo pueblo al que en teoría deberían defender.

La tercera enseñanza es para los propios gobernantes. Si se tienen propósitos de cambio, estos deben reforzarse con diálogo permanente para que la sociedad comprenda sus alcances, formule sus reparos y defienda lo que deba defenderse. Esto significa mayor democracia. Muy seguramente que si hubiera existido ese diálogo, los rebeldes no habrían sido tantos ni tan graves los traumatismos que produjeron.

Los pueblos deben asimilar estas enseñanzas. Si las oligarquías no están dispuestas a ceder en sus privilegios y viven preparadas para lo que sea con tal de defenderlos, y si parte de su fortaleza está en el desconocimiento popular de los cambios que tienen que impulsar, la respuesta no puede ser otra que la de sobreponerse a ello mediante lo que sería una cuarta enseñanza.

Y esa cuarta enseñanza no es otra que la de fortalecerse en la más sólida organización. Organización que implica democracia en la formulación de sus propósitos, unidad y disposición para defenderlos y educación política para evitar ser pasto de las confusiones que se generan desde los grandes medios. Solo así se ha garantizado la supervivencia de los procesos revolucionarios que se viven en Cuba, Venezuela y Bolivia; y solo así podrá sobrevivir el proceso de nuestro hermano pueblo ecuatoriano.

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