martes, 20 de abril de 2010

LAS MUECAS DEL FASCISMO

Por Rodrigo López Oviedo

Ya a punto de salir del oscuro túnel en que estuvimos por gracia del presidente Uribe, han comenzado a verse más claros los muchos desaciertos del Gobierno, sus atropellos a la democracia, su utilización ilícita de los instrumentos estatales, entre ellos el DAS y la fuerza pública, sus planes para sacar del escenario a la oposición, en fin, la conversión de la nación en un estercolero solo bueno para las oligarquías y sus aliados del Imperio.

La investigación de las interceptaciones telefónicas realizadas por el DAS puso en claro que para dar con todos los culpables había que indagar en Casa de Nariño. La investigación de las trapisondas de la segunda reelección mostró un cúmulo de irregularidades que no se habrían presentado si hubiéramos tenido un gobierno inspirado en ideales democráticos, y no en el maquiavélico principio del fin justificando los medios. Y si a lo anterior agregáramos los torcidos de la primera reelección, el cuadro parecería completo, a no ser por el "crimen monstruoso" y el "plan de un organismo del Estado para acabar con el país" que reveló el periodista Juan Gossaín con vistas en un documento decomisado al DAS dentro de las investigaciones que le sigue la Fiscalía a este organismo por las interceptaciones telefónicas.

Juan Gossaín, conocido director de noticias de RCN y comprometido para nada con ideales de izquierda, en su editorial radioperiodístico del 15 de abril, dio a conocer seis de las 166 páginas del mencionado documento. Ellas parecen ser la prueba reina de lo dicho muchas veces por la izquierda y denunciado por Gustavo Petro: Que los órganos de seguridad del Estado, de los cuales el DAS es parte principalísima y Uribe su jefe, han montado una guerra sucia contra los líderes y organizaciones más importantes de la izquierda y el movimiento democrático con el fin de desprestigiarlos, reducir su ascendiente ante las masas e incluso desaparecerlos. Actuando en tan criminal empeño, el DAS ha llegado incluso a prefabricar pruebas que demostrarían supuestos vínculos de estas personalidades y movimientos con organizaciones ilegales y gobiernos desafectos a Uribe. Lo peor es que, según los documentos presentados por Gossaín en su editorial, el DAS contaba con la orientación de desarrollar actividades proselitistas de primario anticomunismo, ya vistas en Uribe, y promover acciones de sabotaje y terrorismo.

Siendo el DAS un organismo que depende directamente del Presidente de la República, estas pruebas inducen a creer en lo cerca que están de la verdad quienes han visto las muecas del fascismo en la cara de Uribe. Ojalá que en la próxima toma de posesión presidencial no veamos las mismas muecas en otro rostro.

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