domingo, 3 de enero de 2010

OJO CON LOS ARCHIVOS DE REYES

Por Rodrigo López Oviedo

Si pudiéramos creerle a lo divulgado de los supuestos archivos de Raúl Reyes, deduciríamos que no era mucho el aprecio que este comandante guerrillero le profesaba al senador Jorge Enrique Robledo. Sería de esperarse. Desde muy joven, el hoy Senador se hizo conciente del ya opresivo estado de cosas que se vivía en el país, y asumió el compromiso que, a su entender, ello demandaba: participar en la conformación de un frente capaz de arrebatarle al capital el predominio en las decisiones estatales para dejarlo en manos del pueblo, sin que ello implicara participar de la combinación de las formas de lucha con que otros sectores, buscando el mismo fin, respondían a las prácticas genocidas de la oligarquía, de las cuales no escapaban siquiera los más importantes líderes populares. El país aún llora a Jorge Eliécer Gaitán, asesinado hace 61 años en pleno centro de Bogotá.

De esa vocación pacifista, de su convicción de que el camino de las armas no es el indicado para llegar con el pueblo al poder, muchas han sido las manifestaciones públicas que ha hecho este Senador. La academia, el periodismo, la lucha gremial y la partidaria han recibido pruebas reiteradas de que tal ha sido su pensamiento; pruebas tan irrefutables como la que se deduce del hecho de tener vida militante desde siempre en una organización política, el MOIR, que se ha caracterizado, entre muchas otras cosas, por una táctica política en que no tiene cabida la lucha armada.

Pese a tan probada línea de conducta, el senador Robledo está hoy enfrentando un procedimiento disciplinario de la Procuraduría, que lo investiga por el simple hecho de que su nombre figura en los susodichos archivos de Reyes, sin importar que esa supuesta figuración evidencie signos adversos, tanto en el pensamiento como en el sentimiento de un comandante guerrillero del que era lógico esperar un conocimiento bien informado del Congreso y de sus protagonistas.

Esta investigación, por supuesto, es una farsa más, como las que con el supuesto mismo origen se han montado contra prestantes personalidades de la vida nacional, especialmente del Polo Democrático Alternativo, como Gloria Inés Ramírez y Carlos Lozano, e incluso contra otras ajenas al Partido, como la que comprometió al candidato conservador Álvaro Leyva Durán,

Sin embargo, esta investigación debe preocupar de una manera muy especial al movimiento democrático del país, pues parece orientada específicamente a crear una idea de credibilidad en los computadores de Reyes mediante el procedimiento de presentar datos de público conocimiento como originados en él, así lleven una interpretación contraria a su contenido, como viene ocurriendo en el caso Robledo.

De esta manera queda sembrada en el subconsciente colectivo la idea de que como la información objeto de la investigación es cierta, ciertos deben ser los computadores y ciertos los datos que de allí nos digan que salieron. Logrado este objetivo, la nueva etapa consistirá en hacer montajes aún peores, entregándole a la ciudadanía las conclusiones que les interese y con la cobertura que les convenga, solo que ya anunciando simplemente la fuente (los archivos de los dichosos computadores), pero sin necesidad de dar a conocer los textos probatorios; la imaginación pública los dará por conocidos y, sin saberlo, se pondrá en el juego. A tal estado nos puede llevar la seguridad democrática.

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