lunes, 11 de mayo de 2009

ENTRE ANGLOGOLD Y EL TOLIMA


Por Rodrigo López Oviedo

Bastó con una insinuación del presidente Uribe para que el Ministerio de Ambiente le permitiera a Anglogold Ashanti continuar en la violación del Código de Minas, pero ahora sin violación.

Anglogold Ashanti es una firma surafricana que desde 2007 viene trabajando en el proyecto aurífero de la Colosa, municipio de Cajamarca, pese a existir prohibición legal a toda actividad minera en zonas de Reserva Forestal, condición que pesa sobre las tierras en donde está ubicado este proyecto.

Al percatarse de tal violación, pero especialmente al considerar su fuerte impacto ambiental sobre la cuenca del río Coello, su distrito de riego y los habitantes de Espinal, Guamo, Coello, Ibagué y Cajamarca, Cortolima ordenó la suspensión de la exploración, que ya iba en su cuarta y última fase, hasta tanto no se autorizara sustraer de la condición de reserva forestal los terrenos del proyecto.

Iniciados los trámites de sustracción, Cortolima presentó al Ministerio su concepto sobre el estudio ambiental de Anglogold, advirtiendo “diversas inconsistencias y deficiencias” y señalando que carecía, por ejemplo, de la estimación de las tendencias pluviométricas y de estudios de demanda sobre el recurso hídrico en la zona de influencia; de las condiciones de adaptabilidad de las especies vegetales y animales; de la especificación de las especies amenazadas y vedadas y de la articulación del proyecto con los tratados internacionales, con el Plan Nacional de Desarrollo y con todos los demás instrumentos jurídicos orientados a encausar apropiadamente las políticas medioambientales del país.

Nada importó este concepto de Cortolima, pues, en últimas, lo que interesaba era la opinión autorizada de Uribe, expresada, eso sí, no en su calidad de vocero de los colombianos, sino de representante de las trasnacionales, entre las cuales hay que generar “confianza inversionista”.

Algunas personas consideran que el triunfo de Anglogold no fue mucho porque de las 515,75 hectáreas que solicitó en sustracción, el Ministerio sólo le aprobó 6,39. Aquí hay una apreciación equivocada porque la extensión aprobada no corresponde a una zona integrada, sino a una sumatoria de zonas que en buena parte están representadas en caminos, campamentos, helipuertos, plataformas y pozos de exploración que fueron construidos en las fases anteriores del proyecto. Esto da a pensar que con las 6,39 hectáreas simplemente se le está saneando a Anglogold la situación irregular de haber intervenido ilícitamente la reserva forestal. Falta ver si esta sustracción deja en el aire la investigación que el Ministerio le había abierto en diciembre de 2008 por tal irregularidad.

Pero bueno, el problema de fondo no es el de unas hectáreas de más o de menos, sino el de definir lo que pasará cuando se confirme la existencia de las riquezas que Anglogold está buscando. ¿Será que el Estado entonces sí asumirá la defensa de la reserva forestal y de lo que ella significa para los habitantes que dependen de las cuencas y micro cuencas que se verían afectadas con la explotación aurífera? ¿Será que sopesará los beneficios enormes con que se lucrará Anglogold con los escasos que en materia de empleo les llegará a los habitantes de la región y los invaluables daños ecológicos que producirá el cianuro, el mercurio y la explotación aurífera en general? ¿Será que el Gobierno hará prevalecer el interés general sobre el de Anglogold? Ese sí es el tema de discusión.

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