Por Rodrigo López Oviedo
Un 12 para el recuerdo. ¡Qué hermoso 12! Los campesinos e indígenas,
venidos de todos los rincones del Tolima, hicieron de este pasado 12 de octubre
una fecha para la historia. En cumplimiento de las tareas del Paro Nacional, lograron
colmar en número de miles (tal vez casi 4 mil) las principales calles de Ibagué,
mientras nos arengaban con sus consignas de esperanza, nos animaban con sus
pancartas multicolores y su espíritu rebosante de fe en sus propias fuerzas,
pero sobre todo, con ese entusiasmo capaz de devolverles la confianza en un
futuro mejor a quienes, habiéndola profesado en el pasado, hoy actúan como si
la hubieran perdido.
Estos campesinos e indígenas salieron desde La Francia hacia el centro
de la ciudad, pero antes quisieron visitar ese crisol de ideas llamado
Universidad del Tolima, de donde han salido tantos líderes populares. El
recibimiento allí recibido erizó la piel
de los marchantes. Formando calle de honor, los estudiantes les hicieron saber
que entendían la justeza de sus reivindicaciones; que su lucha también era la
del movimiento estudiantil, y que los acompañarían hasta el destino final. Para
probarlo, unieron su paso al de ellos y con ellos llegaron a la Gobernación,
siempre con la alegría de sus zanqueros y la vocinglería de sus consignas que,
aunque no muy coincidentes con las maneras hipócritas que a veces se esconden
tras el buen decir, sí reflejaban el espíritu de la marcha.
En total podríamos decir que, ahora con los estudiantes, la movilización
alcanzó a unas 5000 personas; de ahí que el primer triunfo llegara pronto y que
estuviera representado en el recibimiento que les hiciera el gobernador, Delgado
Peñón, y en el compromiso ante la comisión que para el caso se había conformado
de atender cinco problemas que les son comunes a campesinos e indígenas: El
agro; la tierra y el territorio; los derechos humanos; la paz con justicia
social y la inversión social.
Estos temas corresponden a las principales exigencias formuladas, y desde
este sábado se vienen reuniendo los delegados de parte y parte para concertar
soluciones a tan espinosos problemas. Lamentablemente, no todo es positivo.
Pese a la buena voluntad que se ha observado en el curso de las conversaciones,
algunos temas no han podido ser atendidos por la ausencia de los representantes
de dos entidades a las que les corresponde una buena cuota de compromiso en la
solución de los contenidos de la agenda en estudio: Incoder y Cortolima. Ojalá
que al momento de salir a la luz este comentario, los representantes de estas
entidades hayan comprendido la magnitud de su responsabilidad y actúen de
conformidad.
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