Por Rodrigo López Oviedo
Al momento de redactar este
comentario, cunde la inquietud entre los campesinos e indígenas del Tolima ante
el incumplimiento de que vienen siendo objeto por parte del doctor Luis Carlos
Delgado Peñón, Gobernador del departamento.
Como se recordará, los
campesinos e indígenas, después de las agotadoras jornadas que realizaron bajo
la inspiración de las orientaciones relacionadas con la Semana de la
Indignación, que culminó en el paro nacional del 12 de octubre, lograron
doblegar la resistencia oficial y sentar a la mesa de negociaciones al Gobierno
departamental, inicialmente en cabeza del propio Gobernador, y luego a través
de los funcionarios delegados por este.
Se suponía que lo que en esa
mesa se acordara comprometería al Gobierno departamental. Tal parece que no, si
nos atenemos a esa actitud dilatoria de la primera autoridad del departamento,
quien, quince días después, no se ha dignado rubricar el respectivo documento.
Parecería más bien que este
funcionario estuviera esperando que los campesinos e indígenas más próximos,
así como los más alejados de la capital del departamento, le repitieran su visita
para recordarle que los problemas de violencia que se han dado entre nosotros
son la consecuencia de esos otros problemas de hambre, de salud, de desempleo,
de carencias en educación, de tenencia de la tierra, de la pérdida de soberanía
alimentaria, del desplazamiento que propician las grandes transnacionales
minero energéticas; en fin, de problemas que él no puede solucionar en todo su
contenido, pero que si se comprometió de palabra a palearlos de alguna forma,
como representante de todos los tolimenses debe cumplir.
Otra cosa es que el señor
Gobernador sea uno más de los muchos enemigos agazapados de la paz que buscan
quebrar toda esperanza de la ciudadanía en las instituciones públicas y
arrojarla de nuevo a formas de lucha que los colombianos demócratas quisiéramos
ver superadas a través de acuerdos como los que la insurgencia pretende alcanzar
con el Gobierno nacional en La Habana.
Entre otras cosas, uno de los
puntos más importantes que se acordaron con los campesinos e indígenas fue el
relacionado con la realización de 47 Constituyentes municipales por la paz, las
cuales, si el acuerdo sigue en firme, habrán de desembocar el 12 de abril de
2013 en una gran Constituyente Departamental y a la cual se espera que
concurran varios gobernadores más, pues en tal fecha se celebra un cumpleaños más
del Tolima. ¿Será que el señor Gobernador también pretende sacarle el cuerpo a este compromiso?
Sería esta una salida en falso que, sumada al desconocimiento de los demás acuerdos,
haría perder lo que queda de confianza en este funcionario. Por eso, ¡cumpla,
señor Gobernador!