Por Rodrigo López Oviedo
Sí, ¡pobre negra! Nada de lo
que diga será del gusto de los dueños del poder. Todo lo que mencione será
motivo de escándalo. Por más razonables que sean sus críticas, por más acierto
que haya en sus apreciaciones y más entrados en razón sus señalamientos, todos
ellos serán motivo de la más agresiva campaña en su contra.
¡Pobre Piedad! Lo que hizo en
el Cauca, visto dentro del marco objetivo de sus propósitos, no fue más que
defender a comunidades por siempre violentadas, a las cuales les asiste el
derecho a vivir en paz, como nos asiste a los demás colombianos, solo que a
diferencia de casi todos nosotros, ellas sí han venido cumpliendo la más férrea
defensa de ese derecho.
Las exhortaciones de la negra
no tuvieron más intensión que la de animar a las comunidades indígenas en su lucha por la paz.
“No queremos más guerra, no queremos bases militares y, sobre todo, no queremos
que desprecien a la comunidad con el argumento de una base militar, que se
gasta la plata de los impuestos en una guerra que la gente no quiere y no
necesita”. Tal fue el reclamo planteado, según transcripción hecha por el
diario El Tiempo en su registro de lo ocurrido.
El problema es que entre los
demás ciudadanos también cunden las bases militares y de policía. Visitar
cualquier poblado es encontrar a solo una o dos cuadras de su parque principal
la respectiva sede, debidamente rodeada de sacos de arena para proteger de un
ataque a los efectivos de esos cuerpos. La pregunta es: ¿Y a la ciudadanía, que
se encuentra al rededor de tales instalaciones, quién la defiende? Como la
respuesta es nadie, lo mejor es que también nosotros nos pongamos firmes para que
la guerra salga de los cascos urbanos al tiempo que nos vamos fortaleciendo en
el propósito de sacar de los cuarteles esa llave de la paz que Santos dice
tener, pero que él mismo niega estar utilizando.
La ex senadora Piedad Córdoba
merece nuestro respaldo. Toda la actividad que esta valerosa mujer ha realizado
ha estado inspirada en la creación de mejores condiciones de vida para sus
compatriotas. Al frente de Colombianas y Colombianos por la Paz, desempeñó un
destacado papel en el retorno a la
libertad de muchos civiles, policías y soldados víctimas de la guerra. Como senadora,
impulsó importantes debates e iniciativas, como la del Estatuto del Trabajo,
derrotada por la bancada uribo-santista. Como activista en general, viene
jugando un destacado papel al frente de la Marcha Patriótica. Esa es la negra
que queremos y a la que debemos rodear con nuestra solidaridad.