domingo, 11 de marzo de 2012

LA MARCHA NO DA ESPERA

Por Rodrigo López Oviedo

Un anhelo en el que coinciden todos los pueblos del mundo es el de no estar sometidos a ninguna potencia extranjera. Claro que hay un anhelo mayor y es el de sus sectores más esclarecidos y progresistas de llegar a ese estadio supremo del desarrollo social en el que, habiéndose superado las fronteras de toda separación nacional y extinguido el Estado, “la tierra será el paraíso bello de la humanidad”.

Que las expectativas presentes no dan para tanto es cosa clara para muchos, como lo es que a lo sumo que podemos aspirar es a realizar ese sueño patriótico, aunque intermedio, de conquistar la independencia que ya antes le habíamos arrebatado a España y que de inmediato perdimos a manos de Estados Unidos gracias a nuestras oligarquías.

Pero bueno, en esas andamos y, por fortuna, cada vez son más los que se suman a la lucha por esa realización tan apremiante. La Marcha Patriótica por la Segunda y Definitiva Independencia es una prueba de ello. La Marcha Patriótica es una gran coalición de organizaciones sociales y políticas que han resuelto encarar con sentido unitario la segunda versión de la frustrada gesta independentista del siglo XIX, además de importantes transformaciones que contribuyan a hacer de nuestro país el mejor vividero para todos sus hijos.

En la Marcha Patriótica tienen cabida quienes comulgan con la instauración de un nuevo poder, libre del sometimiento a la dominación extranjera y que garantice reformas estructurales que, en lugar del capital, pongan al hombre en el centro de sus preocupaciones.

En la Marcha Patriótica caben quienes, estando o habiendo estado en otros procesos de unidad, entiendan la conveniencia de reforzar esa experiencia con nuevas iniciativas unitarias; pero también quienes habiendo sido reacios a ellas, vean hoy encarnado en la Marcha el ejemplo que ofrecen otros pueblos del mundo, y entre ellos, de manera destacada, los hermanos latinoamericanos.

La Marcha Patriótica nada tiene que ver con el poder establecido. Por el contrario, su fortaleza depende de las organizaciones políticas y sociales que la componen y de aquellas otras que se le vayan vinculando, pues solo en la ciudadanía, pero muy especialmente en la que hace parte de las organizaciones sociales y movimientos políticos, está la fuerza que hará posible concretar en realidades su plataforma de transformaciones.

La autoridad mayor de la Marcha Patriótica reside en su Cabildo Abierto Nacional y Permanente y sus dirigentes llaman a superar la dispersión social de las regiones constituyendo a la vez los Cabildos Abiertos Departamentales, Municipales y Locales. Contribuir al cumplimiento de esta tarea debe ser el compromiso de todos los amigos de la segunda independencia.

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