domingo, 4 de marzo de 2012

EL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA

Por Rodrigo López Oviedo

Este próximo jueves, se celebrará en el mundo el Día Internacional de la Mujer. Pese a lo reciente del vuelo que ha tomado entre nosotros tan importante fecha, su origen se remonta a 1910. Por aquel entonces, Clara Zetkin y Luise Zietz, dos mujeres alemanas que desde sus primeros años de juventud compartían las luchas del movimiento socialista contra las condiciones de esclavitud asalariada que golpeaba a la clase obrera, entraron en preocupación adicional por la suerte de la mujer trabajadora, por el trato desigual que recibía en las fábricas, por su aflicción ante los muchos derechos sociales, económicos y políticos de que carecía y por la falta de futuro para su clase y para sus hijos.
Estas aguerridas mujeres, Clara Zetkin y Luise Zietz, asiduas participantes en cuanto evento desarrollaba el movimiento obrero europeo, aprovecharon los muchos contactos que su extendida experiencia les prodigaba y la realización en Copenhague de una conferencia internacional de más de 100 mujeres socialistas, procedentes de 17 países, para hacer aprobar, en agosto de 1910, la celebración del “Día Internacional de la Mujer” o “Día de la Mujer Trabajadora”. Desde entonces, y poco a poco, se fue generalizando y unificando tal celebración en la fecha del ocho de marzo.

Sin dejar de reconocer que, a cien años de haberse dado inicio a esta distinción, muchas han sido las mujeres  que han logrado descollar en el mundo de la política, las artes, la ciencia, el deporte, la cultura y demás manifestaciones de la actividad humana, las preocupaciones de Clara Zetkin,  Luise Zietz y multitud de luchadoras más que han pugnado por igualar las condiciones de vida de la mujer a las del hombre aún continúan vigentes en alto grado para la inmensa mayoría de nuestras compañeras de existencia.

Lo anterior es una evidencia suficiente de la vigencia y vitalidad del pensamiento de estas destacadas líderes, a quienes el mejor homenaje que les podemos rendir es el de seguir acompañando a la mujer en la lucha por sus particulares reivindicaciones y perseverar en las otras por transformar un mundo que ha sido tacaño en motivos de felicidad para todos. Ah, pero también asumiendo esta celebración como una tarea de todos los trabajadores, con lo cual evitaremos que los patronos la aprovechen ilícitamente para congraciarse con sus explotadas de siempre mediante celebraciones de baratija, con las cuales procuran castrar el espíritu de clase de esta fecha.
El ocho de marzo es, pues, un día para conmemorar las muchas y valerosas luchas de la mujer trabajadora. Ese es su espíritu primigenio, y con ese espíritu debemos acompañarlas en esta importante fecha.

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