lunes, 5 de septiembre de 2011

¿OPOSICIÓN?

Por Rodrigo López Oviedo

Con el más extremo descaro, se ha querido confundir a los colombianos con la falsa idea de que entre el presidente Santos y su antecesor existe un desencuentro de criterios acerca del manejo del Estado que hace de este un opositor de aquel.

Lo más curioso es que quienes pretenden hacernos creer que existe esa tan falsa oposición no se percatan, o pretenden no percatarse para que el engaño les funcione mejor, de que al momento de las definiciones, estos aparentes opuestos, a través de sus representantes en el Congreso, levantan la misma papeleta, aprobando o negando al unísono las iniciativas que el Ejecutivo les presenta a su consideración. Tanto unos como otros, que ahora con el respaldo de los verdes han conformado una auténtica aplanadora congresual del 93 por ciento contra los intereses populares, coinciden en la misma agenda neoliberal, que es privatizadora en esencia, abierta a las transnacionales, complaciente con los poderosos grupos económicos, mezquina en el gasto social, centralista en el manejo de los recursos, usurpadora de las potestades regionales, desapacible con los campesinos que reclaman una reforma agraria integral, cercenadora de la independencia de los poderes públicos y enemiga de la paz.

Con coincidencias tan marcadas, ¿podríamos decir que hay oposición entre ellos? Pues no, ya que las diferencias que los separan no van más allá de las características propias del talante de cada personaje y que, para el caso, escasamente se han manifestado en el manejo de las relaciones con nuestros vecinos, porque incluso coinciden en su postración a Estados Unidos. Desconocer esto no puede tener otro interés que el de pervertir el verdadero sentido del término oposición, ocultar en qué consiste realmente la verdadera oposición, cuál debe ser el contenido de sus programas para que se le pueda dar tan distintivo título, qué partido encarna la verdadera oposición y qué esperar de él como alternativa de poder.

En un régimen como el actual, la verdadera oposición es la que está al lado del pueblo, propende por su bienestar y progreso, rechaza todo cuanto pueda serle perjudicial y lucha por un nuevo orden en el cual el hombre, y no el capital, sea el centro de las preocupaciones estatales.

Dentro de los anteriores criterios, la única oposición real en Colombia es la que encarna el Polo Democrático Alternativo. Pese a sus vicisitudes, el Polo mantiene orgulloso su Ideario de Unidad, y lo ha traducido a programas que, para las elecciones en curso, se constituyen en auténticos compromisos de honor con los excluidos de siempre y en alternativa a los mentirosos discursos de los personeros del régimen, incluidos los que ahora se disfrazan de oposición.

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