lunes, 4 de julio de 2011

UN BALANCE PROMISORIO

Por Rodrigo López Oviedo

Al primer semestre de 2011 lo caracterizó el despertar del aparente letargo en que nos encontrábamos los colombianos, luego de la sufrida domesticación a que fuimos sometidos por el presidente del poncho y el perrero con la complicidad de los grandes medios.

Movilizaciones como la Minga Indígena, la Marcha Patriótica y el Congreso de los Pueblos impartieron gran influjo para que importantes sectores realizaran, en esta primera mitad del año, trascendentales jornadas, como las de los trabajadores de la educación y la salud, las tomas de las capitales el 7 de abril, la entusiasta celebración del Primero de Mayo y las multitudinarias movilizaciones contra las explotaciones mineras de Santurban y La Colosa. Todas ellas evidenciaron la ebullición de la conciencia de un pueblo que ha querido expresar su inconformidad ante los manejos dados a los problemas sociales, pero que se ha visto impedido para hacerlo, bien por la intimidación patronal que le amenaza en sus empleos, bien por la mano criminal que cercena la vida de sus dirigentes, o bien por la actividad, no menos criminal, de unos medios que procuran disuadirlo de lo que le conviene o convencerlo de lo que solo es útil a las castas que lo oprimen.

Todas las anteriores expresiones de reacción popular han sido como un querer ponerles de presente a los señores del establecimiento las muchas cosas que están por venir si de su agenda no borran los nefastos planes de gobierno, a través de los cuales dejan al pueblo sin salud ni educación, sin techo ni agua potable, sin soberanía ni medio ambiente sano, en fin, sin posibilidades de acceder a todas aquellas políticas que se hacen indispensables para elevar a niveles dignos las actuales condiciones de vida.

Pero no han sido solo reacciones de momento. También han venido acompañadas de importantes iniciativas organizativas, como las que se concretaron en la creación de la Coordinadora de Movimientos y Organizaciones Sociales de Colombia, Comosocol, a través de la cual se busca trascender las exigencias reivindicativas sectoriales y proyectar al movimiento popular hacia acciones con consecuencias de conjunto. Lo que esperamos de la Comosocol es que se convierta en el más importante escenario de unidad de las organizaciones populares y en el jalonador de impactantes luchas que permitan recuperar lo perdido en más de 20 años de vigencia neoliberal y marchar hacia conquistas que mejoren la calidad de vida de todos los colombianos.

En estos compromisos debe estar presente el Polo; pero no solo como un compromiso personal de sus cuadros más destacados, sino también de la organización partidaria como un todo. Lo contrario la haría ver con colores meramente electoreros.



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