domingo, 17 de julio de 2011

COMO PAN DE CADA DÍA

Por Rodrigo López Oviedo

En los dos últimos comentarios hice algunas referencias tangenciales a los avances organizativos que se han alcanzado como efecto de las movilizaciones populares de los últimos meses y, más concretamente, al nacimiento de la Coordinación de Movimientos y Organizaciones Sociales de Colombia, Comosocol.

El pasado 28 de junio, la propia Comosocol dio una muestra clara de la solidez de ese proceso al lograr reunir a delegados de 58 organizaciones sociales y políticas de carácter nacional, entre las cuales estaban el Polo Democrático Alternativo, la CUT, las organizaciones de pensionados, el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado y el Movimiento Nacional por la Defensa de la Salud, entre muchas otras, lo mismo que representantes de los movimientos que se destacaron en la organización de movilizaciones tan importantes como la Minga Indígena, la Marcha Patriótica y el Congreso de los Pueblos.

Sin embargo, no es el aspecto meramente cuantitativo el que nos llena de satisfacción. Con ser tan significativo ese solo aspecto, nos satisface aún más la cualificación que los asistentes al evento dejaron traslucir a través de las tareas que aprobaron y del grado de compromiso que asumieron para garantizar su realización.

La agenda acordada está inspirada en la idea de salir al rescate del patrimonio público. De allí que la primera gran movilización se haya realizado exitosamente el pasado 14 de julio, en Bogotá, en rechazo a la pretendida venta de la ETB; del 12 al 15 de agosto tendremos en Barrancabermeja el encuentro nacional de comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes y, a finales del mismo mes, el encuentro nacional de organizaciones por la defensa de la salud.

Paralelamente, y hasta el 30 de octubre, se efectuará la consulta nacional por un nuevo modelo de seguridad social; del 29 al 30 septiembre, el Congreso Nacional de Territorios y soberanías y el 12 de octubre se participará en la Jornada Mundial contra el Capitalismo.

A lo anterior se suman las movilizaciones por la defensa de la educación pública, la Jornada Nacional por la Paz y la Soberanía y contra el Plan Nacional de Desarrollo, al igual que la Jornada por la defensa de los derechos humanos.

Debemos prepararnos, entonces, para ver en este segundo semestre a un pueblo en ebullición, cada vez más percatado de que en la organización está el primer peldaño hacia la conquista de sus deseos y en la movilización la garantía de que ellos se materialicen. Será una ebullición que educará con las luchas que vendrán como pan de cada día y de las cuales es posible esperar que desemboquen en un gran paro cívico nacional. Así están las cosas.

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