lunes, 20 de diciembre de 2010

SOLIDARIDAD Y VIGILANCIA

Por Rodrigo López Oviedo

Habla muy bien de un país el ver a sus habitantes desplegados en solidaridad. Tal fue el comportamiento del nuestro el pasado fin de semana, cuando tuvo que salir en ayuda de las víctimas de la tragedia invernal, a la cual no hay que buscarle más causas que los continuados abusos cometidos contra el planeta por todos nosotros, pero muy especialmente por las grandes empresas capitalistas, nacionales y extranjeras, que son las mayores emisoras de CO2, las principales alteradoras del ciclo climático y las responsables del efecto invernadero.

La solidaridad financiera superó la cifra de los 15 mil millones de pesos, pero a ella hay que agregar los aportes hechos en otras especies. Tales apoyos solo pueden ser ofrendados por almas muy nobles, sobre todo porque casi todos salieron de hogares en los que hubo de posponerse la satisfacción de necesidades básicas en aras de ser oportunos y generosos en el socorro a los damnificados.

Esa solidaridad no puede ser flor de un día, pues el sufrimiento que la motiva no solo es duro sino también duradero, y salir de él demandará recursos que las víctimas no están en capacidad de sortear por sí solas. Es esta una tarea en cuya realización también deben comprometerse las organizaciones populares, las cuales deben poner a su servicio toda la capacidad física, organizativa y humana de que dispongan y estimular a sus afiliados y amigos para que hagan lo propio, al tiempo que presionan al Estado por prontas, efectivas y definitivas soluciones.

Pero así como esta solidaridad habla muy bien de los colombianos, el que las tragedias presentadas hayan adquirido las magnitudes que hemos visto horrorizados por televisión habla muy mal de nuestros gobiernos. El invierno causante, el más intenso de los últimos 40 años, fue avizorado con suficiente anticipación; pero los gobernantes, que bien pudieron hacer algo para prevenir estas terribles consecuencias, se mantuvieron en la incuria de siempre. Por eso resulta inaudito verlos con la totuma extendida lastimeramente tanto a la caridad de los compatriotas nacionales como a la de los gobiernos y pueblos extranjeros, o deseosos de acudir al expediente de la emergencia económica y social, como lo hizo el presidente Santos al dictar su decreto 4580.

Los colombianos debemos estar prevenidos. Nada tiene de raro que el Gobierno quiera aprovechar la consternación del momento y su decretada emergencia para ampliar el cuatro por mil, extender el IVA a nuevos productos o imponer otros tributos indirectos, supuestamente temporales, pero que a la larga se volverán definitivos en la medida que sirvan para descargarle impuestos al capital. Esta tragedia debe fortalecer nuestra solidaridad, pero también aguzar nuestra vigilancia.

No hay comentarios: