lunes, 16 de febrero de 2009

Cooperamos: nubarrones y esperanzas


Por Rodrigo López Oviedo

Da pena confesarlo: estuve defenestrado sin darme cuenta. Desde abril de 2008 venía ejerciendo como suplente de la Junta Asesora de Cooperamos, pero de repente… silencio… no volví a escuchar la voces que solían llamarme a sus reuniones. Por supuesto que, en mi inocencia, lejos estaba de sospechar que mis posiciones críticas hubieran podido causar un golpe de puertas, sobre todo porque tales críticas siempre había procurado mantenerlas circunscritas al ámbito de la Junta Asesora. Lamentablemente esta Junta, acicateada por la Agente Liquidadora, doctora Ángela Parra, no estaba dispuesta a dejar que se rompiera su casi total unanimismo, y quiso deshacerse de mí.

Desde mi llegada a la Junta comencé a cuestionar, por ejemplo, que ella careciera de Presidente y que fuera dirigida por la propia Ángela Parra. Igualmente, que los asesores principales diluyeran su responsabilidad en los suplentes pretextando un supuesto pié de igualdad y que fueran rechazadas algunas propuestas de control, como la de dotar el programa de condonaciones de un reglamento, pese a que éstas sobrepasaban, y aún sobrepasan, los 16.6 millones de pesos mensuales en promedio.

Todos estos problemas quedaron pálidos al aprobarse el presupuesto de 2009. A falta de todo rigor técnico, sus cifras se proyectaron con base en el presupuesto de 2008, el cual contaba con desfases tan notables como el de algunas partidas cuya ejecución, que debía estar cercana al 91 por ciento, excedían el 180 por ciento, mientras otras apenas llegaban al 67. Pero me llamó especialmente la atención que los sueldos se presupuestaran sobre la base de un acuerdo con los trabajadores, que los congelaba, mientras que los honorarios de la Liquidadora se incrementaban a 10 millones 832 mil pesos mensuales, es decir, el 6.5 por ciento.

Preocupado por estos temas presupuestales, solicité copia de los estados financieros correspondientes a los cierres de los años 1999 y siguientes, pero me fueron negados alegando supuestos secretos industriales y la protección de Cooperamos ante el riesgo del mal uso de sus datos. Desconoce la Agente Liquidadora la importancia de tales documentos para quienes estamos investidos de la calidad de asesores, como también la existencia de muchas normas que ordenan o autorizan su publicación, como es el caso de la Circular Básica Contable y Financiera de la Superintendencia de Economía Solidaria. En tales normas pueden encontrarse abundantes pruebas de que no es la reserva de sus contenidos lo que caracteriza a los estados financieros. La negativa a expedirme sus copias solo puede tener el propósito de dificultar la tarea que la Asamblea me encomendó al elegirme asesor.

Volviendo al tema de mi defenestración, luego de enterarme y reclamar por ella, supe de otras reuniones a las cuales tampoco fui invitado y en las cuales se conoció de la pronta expedición de algunos decretos que reducirán las dificultades de la reactivación. Esta noticia me alegró mucho, pues en medio de tantas adversidades, ya estaba comenzando a sospechar que detrás del mucho interés que en apariencia despertaba la reactivación, había muy poco deseo real en sacarla adelante. Ojalá al revocarse la decisión de extrañarme de las reuniones de Junta, lo cual pone fin al desconocimiento de la Asamblea que me eligió y a la violación del derecho a voz de los suplentes, yo pueda continuar aportando al proceso. Es lo que más deseo.

No hay comentarios: