lunes, 24 de enero de 2011

SERES QUE DEJAN HUELLA

Por Rodrigo López Oviedo

En su eterna brega por construir futuro, los pueblos han dado a la posteridad entrañables ejemplos de vida y de heroísmo que, si bien son harto conocidos en su ambiente íntimo, no lo son tanto más allá de sus linderos.

En reciente visita a las bellas tierras del Casanare, pude conocer la historia de uno de esos hombres, Luis María Jiménez, y de su tragedia: Fue por diez veces consecutivas concejal del también hermoso municipio de Aguazul, concejero intendencial, primer alcalde por elección popular y una de las primeras víctimas mortales que esta comarca le aportó al torrente de sangre en que desde tiempo atrás había devenido la política nacional.

De los orígenes de este entrañable líder, además de unas pocas pilatunas, se sabe muy poco: Que nació en Toca, Boyacá; que sufría de las mismas penalidades de nuestros campesinos, y que, al igual que ellos, soñaba con “un mundo verde, de interminables cosechas” como bellamente lo dijo Néstor Mauricio Niño Cuenza en el hermoso libro que este escritor de poética prosa escribió sobre la vida y la muerte de Luis María. Un barrio en Yopal lleva su nombre, como también la moderna y espléndida alcaldía de Aguazul, ennoblecida con su busto

Llegó al Casanare en 1964 sin aún ser conciente de su impresionante capacidad para movilizar grandes masas ni de que su honestidad congénita le impediría comprender que “cinco mil hectáreas” pudieran ser “de una misma persona”. Puesto en la búsqueda de explicaciones, se encontró con los mismos ideales que cobrarían la vida a miles de luchadores de la Unión Patriótica que pugnaban por una Colombia sin injusticias ni inequidades. El que Luis María Jiménez haya corrido igual suerte, pese a no pertenecer a esa organización política, demuestra que son en últimas los ideales y la fidelidad a ellos, y no tanto la bandera a que se pertenezca, los que determinan el veredicto de muerte que suelen dictarse en los directorios del crimen de nuestras oligarquías.

Luis María Jiménez, en su búsqueda incesante de la bandera partidista que mejor interpretara su eterna vocación por la defensa de los intereses populares, estuvo en contacto con organizaciones como el M-19 y El Moir; y si la vida no le hubiera sido arrancada de manera tan infame a solo unos meses de haber terminado su gestión en la alcaldía, hoy seguramente lo tendríamos dentro del Polo Democrático Alternativo, o en acuerdos con él, ayudando a construir ese gran frente nacional de unidad popular que de manera tan natural y exitosa constituyó en Aguazul.

Al morir, no contaba con una sábana de más con la cual cubrir su cadáver.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Rodrigo: Felicitaciones por esa bella semblanza de Luis María Jiménez, a estos hombres sencillos luchadores y anónimos son los que hay que rescatar y reivindicar para la historia. Para la verdadera historia de Colombia... la de miles de hombres y mujeres humildes que han construido patria.

Luz Marina López Espinosa

Anónimo dijo...

Gracias señor Rodrigo, es un honor para mi, que mi trabajo, enfocado en la vida de este gran hombre, hay sido parte de tu experiencia literaria. Nestor Niño.